Faustino Oro, el argentino de 10 años que le ganó al número uno del mundo del ajedrez

Faustino Oro es uno de los jóvenes prodigios del ajedrez internacional. Tiene solo 10 años, ya es Maestro FIDE, cuenta con una norma de Maestro Internacional y suele ser invitado a participar de varios de los principales torneos del mundo. Además, es el mejor jugador del mundo en la categoría de menores de 10. Con 2.330 puntos de ranking standard, el pequeño se mudó hace algunos meses a Barcelona con sus padres para poder ir en búsqueda de su sueño: convertirse en Gran Maestro y vivir de este deporte que tanto lo apasiona. Pero eso no es todo. En las últimas horas logró un hito que quedará para la historia del deporte albiceleste: le ganó al número 1 de la clasificación (2.830, le saca 500 unidades) y cinco veces campeón mundial (diez años en total hasta que optó por no querer defender la corona), Magnus Carlsen.

Si bien se trató de una partida en ritmo bullet a un minuto a finish por jugador, la realidad es que el noruego es un especialista en cualquier formato. Sin embargo, Faustino no se dejó intimidar por la chapa de su rival y disfrutó de un triunfo que maceró de principio a fin.

“Estoy muy contento; una gran alegría para mí porque nunca había jugado contra él”, dijo el pequeño al que la prensa española bautizó “el Messi del ajedrez” tras su victoria en el primer enfrentamiento ante ­Carlsen en su breve pero electrizante carrera.

Una partida para la historia

Oro, quien en Argentina representaba al club Torre Blanca, optó por una variante sólida y buscó la simplificación de piezas mayores. Luego quedó con un peón de más, situación que le permitió llevar el encuentro a su gusto. De todos modos, la inclinación de la balanza en el juego lo generó un error garrafal de Carlsen, quien se colgó un caballo limpio. Jugadas más adelante, el noruego decidió rendirse y Fausti festejó en plena transmisión de streaming.

Los entendidos en la materia cuentan que este chico es un fenómeno del ajedrez, y aunque todavía es pronto para predecir hasta dónde llegará, no es arriesgado suponer que alcanzará la élite de los diez mejores del mundo.