Entrevista exclusiva
“Gracias infinitas por seguir recordando a nuestro Ruso”
A 20 años de la desaparición física de Edgardo Fabián Prátola, Ana Espósito dialogó con diario Hoy. La esposa del aguerrido defensor agradeció las muestras de cariño y se refirió al amor que el gran capitán tenía por la institución.
El momento de mirar el calendario, el 27 de abril no es una fecha cualquiera para la familia albirroja. Son esos días en donde todo se centraliza en una sola persona, en un solo nombre: Edgardo Fabián Prátola.
Ya son 20 años desde que el Ruso se convirtió en mito, en una verdadera leyenda de Estudiantes y del fútbol argentino. Hace dos décadas, la jornada amaneció gris y con una leve llovizna. Una señal de que sería un día muy triste para la familia Pincha y para el ambiente futbolístico. La noticia llegó a media mañana. El avezado defensor falleció luego de luchar por un año contra el cáncer de colon.
Ana Espósito, esposa del Ruso, dialogó con El Clásico para colaborar con el homenaje que preparó este multimedio: su último partido ante Gimnasia, el amor por el Pincha y el cariño de los hinchas a dos décadas de su partida.
—¿Qué significaba Estudiantes en la vida del Ruso?
—Estudiantes era su casa, así lo sintió siempre, le gustaba estar en el club. Cuando veníamos de vacaciones, se iba a entrenar con el equipo como invitado. Fue muy feliz en el Pincha.
—¿Qué recordás de aquella semana donde jugó su último partido?
—Él no sabía que ese sería su último partido, ya que no sabía lo que tenía al momento de jugarlo. Recuerdo que fue una semana como las demás pero con el condimento del clásico. Yo estaba embarazada de Iara, mi segunda hija, y estaba por rendir un final en la Facultad de Derecho. El Ruso siempre quería jugar, ese era su espíritu y mucho más en un clásico. Me acuerdo que volvió muy cansado de ese partido, pero sumamente feliz por haber ganado.
—El caso del Ruso conmovió al mundo del fútbol por ser un jugador en actividad y también contar su situación. ¿Cómo siguió tu vida después de ese 27 de abril de 2002?
—Mi vida siguió, porque tenía dos bebés de uno y tres años que no merecían nada de lo sucedido. Yo terminé mi carrera de abogada, y trabajo desde entonces para seguir mostrando a mis hijas que no importa lo que se te cruce en la vida, hay que levantarse y seguir avanzando. Creo que es lo que el Ruso hubiera querido, de hecho él jamás se rindió, ni aún en los últimos momentos. Ellas crecieron sanas y buenas personas. No es fácil pero se puede salir adelante.
—El hincha del Pincha lo recuerda en todo momento y su apellido quedó marcado en la historia del club. ¿Qué te gustaría decirle al mundo Estudiantes?
—A la gente de Estudiantes solo puedo decirle: gracias infinitas por seguir recordando a nuestro Ruso. Siempre es un mimo al alma escuchar que corean su nombre, o leer los lindos comentarios que cada uno tiene para compartir. Él sería muy feliz de ver el nuevo estadio, pero seguro está entre todos los que asisten a cada partido, alentando a su amado club.