Historias de vida y de verano… vivir en un club de barrio

La historia de Alfredo Giomi, el presidente de San Lorenzo de Villa Castells, que se levantó en menos de 10 años y es toda una realidad en la zona Norte de la ciudad. Su máximo directivo tiene la casa dentro del club y cuenta orgulloso el sinuoso camino para conseguir los terrenos. Palpitando el regreso del deporte amateur en la ciudad…

Alfredo Giomi tiene 67 años, y en los últimos 20 le dedicó gran parte de su vida a una pasión: el amor por el fútbol y el club de barrio.

Presidente de San Lorenzo de Villa Castells, construyó su casa dentro del mismo predio en donde se levantó el club a partir del 2013, a la vera de la autopista y a 100 metros de la cancha de ADIP sobre la 485 entre 6 y 7.

El lugar fue gestionado, pedido y reclamado durante varios años a la anterior gestión municipal. Eran todos pastizales al lado de un canal abandonado que pasaba por debajo de la autopista, sin luz y a la intemperie durante las largas noches de invierno.
A Giomi no le gusta “gitanear”, como describe después de haber pasado varias temporadas alquilando canchas para que San Lorenzo pueda hacer de local.

“Le dedicamos más de 10 años de nuestras vidas a levantar este club. Yo y otros más que ayudaron. Acá inculcamos el deporte sano. Nada de peleas ni de problemas”, explicó el dirigente liguista al recibir a El Clásico en el predio de Villa Castells.
Los mosquitos están al acecho, mientras la charla toma forma y la cortadora de pasto pide a gritos un mantenimiento. Hasta le viene un pequeño descanso para “enfriarse”.

Los campeonatos amateurs y los torneos de fútbol infantil están a la vuelta de la esquina, y después de un 2020 cerrado, sin vida ni colores, de a poquito se van a poniendo a tono.

Pero, ¿cómo es vivir en el mismo club que se preside? “Esto era simple: o me daban un predio para que siga el club, o el club dejaba de existir. Estuvimos gitaneando muchos años. Nos levantábamos a las 6 de la mañana los sábados para cargar todos los bolsones con las pelotas, las camisetas y todo para hacer de local o de visitante en los partidos de fútbol infantil. No tener un lugar propio es un problema y muchos clubes terminan desapareciendo. Entre el 2012 y el 2013, después de pedir y pedir, me dieron estos terrenos que alcanzaron para armar la cancha de 11, dos canchas de chiquitos y una más alternativa”, expresó el dirigente de 67 años, que hace ocho decidió instalarse y levantar su casa a la par de la cancha para cuidar “que nadie meta”.

Al mismo tiempo, en 2014 llegaron los arcos, y con ellos, el sueño de construir los vestuarios. “Ves ese techo que está ahí”, señaló orgulloso adentro de flamante vestuario local, “lo pagué 6 mil pesos en un remate. Y las columnas de los alumbrados las hice traer de un lugar que no las usaban más. Contraté un camión y llegaron. De a poco, pero llegaron”, comentó.

Todo a pulmón. Giomi y San Lorenzo ya son toda una realidad en Villa Castells. El enorme ADIP, varias veces campeón de la Liga, ya lo empieza a mirar con sana envidia, porque la vedette del barrio hizo que muchos cambien la mirada hacia otro horizonte en la zona Norte de la ciudad.

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