La Plata

Jugador de la Liga Platense se encadenó en la Municipalidad

Se trata de Pablo Di Cursi, histórico futbolista y parte de una dinastía de Romerense. Quedó sin trabajo y reclama por el puesto que perdió.

Una nueva historia de vida que golpea de lleno al deporte amateur de la ciudad. Pablo Di Cursi representó durante muchos años a Romerense en la Liga Amateur Platense. Es y se siente jugador, más allá de que este año no hubo campeonatos para poder defender los colores del club.

Vive en 520 y 173, y desde hace varios meses está reclamando por el trabajo que perdió como empleado de la Municipalidad en la zona de Romero.

Con el buzo y los colores del club que lo vio destacarse como un veloz atacante en las canchas de Liga, tomó la drástica decisión de encadenarse ante la falta de respuestas del Estado, sobre la necesidad de conseguir un trabajo que le permita contener a sus dos hijos en la localidad de Romero.

“No pido planes ni caridad. Quiero que me devuelvan el trabajo que me sacaron. Trabajé desde el año 1998, tengo 38 años y quiero trabajar. No quiero que me regalen nada. Solo quiero trabajar”, gritó con cadenas en las manos en la puerta del edificio de calle 12.

Al reclamo lo acompañó con una carpeta prolijamente organizada, en donde evidenció los pagos de los servicios que le cortaron durante la pandemia como el agua, la luz y el gas. “Hasta el medidor me sacaron. Se llevaron hasta el gas. Yo pagué hasta donde pude, pero me están dejando tirado y morir. ¿Qué más tengo que hacer para que me escuchen”, expresó Di Cursi.

Mientras el reclamo y los minutos transcurrían, personal de seguridad del municipio platense logró contener parte de la escena con una bolsa de alimentos que hicieron llegar desde el interior del edifico de calle 12, que el jugador de la Liga aceptó con beneplácito.

Otra vez un jugador de la Liga, desamparado

En los últimos años los jugadores de la Liga Amateur Platense quedaron desamparados ante la falta de contención de la actual gestión del presidente Marcelo Mazzacane.

Hace cuatro días se cumplieron cuatro años del fallecimiento de Matías Muñe, un jugador de 35 años al que le dio un infarto en un partido de Comunidad Rural, y al cual los compañeros tuvieron que trasladar a la Unidad de Pronta Atención de Los Hornos (UPA) porque la Liga no exige ni suministra un desfibrilador u obliga a presentar certificados de aptitud física.

La actual gestión de la Liga no atendió la situación, hizo la vista gorda a lo ocurrido y un año después falleció otra jugadora. El hecho se registró el 17 de septiembre de 2017 (hace poco se cumplieron tres años) y tuvo como protagonista a Georgina Galvez, una joven futbolista de 25 años que se encontraba jugando en La Plata un partido para la Selección femenina de Las Flores contra el representativo de nuestra ciudad. Si bien la intentaron llevar a tiempo en una camioneta porque la ambulancia y los desfibriladores nunca estuvieron, falleció en el hospital San Roque de Gonnet.

También en el año 2016, el 30 de abril, al jugador Martín Icardi le partieron la mandíbula en dos partes en un partido contra Porteño en Ensenada. Allí tampoco la gestión de Marcelo Mazzacane sancionó al club, Porteño, aún cuando lo ocurrido derivó en una causa penal.

Icardi decidió irse a jugar a otra Liga del interior, en donde además de mayor contención consiguió viáticos para solventar los viajes para ir a entrenar o jugar.

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