A falta de una fecha para el cierre del Clausura, la Villa goleó en el Sálice y logró mantener la categoría gracias a la mano que llegó desde Campana. Alivio para el Pájaro y compañía.
Hace dos años que Villa San Carlos viene pasando por momentos difíciles, quizás en la tarde de ayer llegó el alivio definitivo. Fue triunfo 3-0 para el equipo comandado por Pablo Miranda frente a Flandria, y ante la derrota de Cañuelas con Villa Dálmine, el Celeste pudo mantener la categoría y pensar en jugar la temporada 2025 de la Primera B Metropolitana.
Ignacio Oroná comenzó el camino de la salvación, Alejo Lloyaiy aseguró el marcador y Matías Samaniego lo decoró. La fiesta total se desató cuando en Campana, Federico Sellecchia puso el 2-1 definitivo en favor de Dálmine y decretar el descenso del Tambero a la Primera C, jugando con Defensores de Cambaceres el próximo año.
El Villero cerró una temporada compleja, con 38 unidades y todavía con un partido en juego, el saldo marca ocho victorias, 14 empates y 19 derrotas, números muy flojos en la tabla anual y tratando de marcar un quiebre pensando en lo que viene.
Leandro Martini no pudo terminar de buena forma su campaña en 2023, en este inicio de año toda la ilusión estaba con Lucas Licht pero su ciclo duró un puñado de partidos. Lucas Ochandorena intentó enderezar el barco pero a poco para el cierre la historia no daba para más y se hizo cargo Pablo Miranda, el Pájara, un ídolo de la institución que colgó los botines y se hizo cargo hasta que la semana que viene San Carlos se despida de este año en Dock Sud.
Esta llegando el momento para barajar y dar de nuevo, con un nuevo cuerpo técnico que se espera sea de mucha experiencia y una gran renovación del plantel, con algunos referentes que podrían retirarse y también con jugadores que cumplieron su ciclo en el Villero. Todo estará en análisis, tiempo y sobre todo alivio hay en el horizonte.