El Lobo cayó 1-0 ante Deportivo Riestra
en el Bajo Flores y sigue hundido en dudas futbolísticas. Con dos derrotas seguidas, el equipo de Orfila no logra despegar y ya mira con preocupación los puestos de abajo en la tabla del Clausura y el promedio.
El presente de Gimnasia se complica cada vez más. Esta vez fue Deportivo Riestra quien le dio otro cachetazo al equipo platense, que perdió 1-0 en el Bajo Flores y volvió a mostrar todas sus falencias. El único gol del partido llegó a los ocho minutos del segundo tiempo, con un verdadero golazo de Milton Céliz, que aprovechó un rebote y clavó la pelota para sellar la historia.
Hasta ese momento, el Lobo no había hecho un mal primer tiempo. Es más, dentro de un partido chato y con poco vuelo, fue el que tuvo las chances más claras. A través de la pelota parada con Suso y Conti como referencias, los intentos de Merlini y Pintado por los costados y algún remate de media distancia de Seoane, los de Orfila insinuaron más que su rival. Incluso, tras la insólita lesión de uno de los asistentes, cuando el juego estuvo detenido varios minutos, Gimnasia logró acomodarse y terminó los primeros 45 dejando una mejor imagen.
Pero lo del complemento fue otra historia. Apenas iniciado, Riestra encontró la ventaja y el desconcierto se apoderó del Lobo. El gol cayó como un baldazo de agua fría y, aunque el equipo intentó reaccionar, mostró otra vez sus limitaciones: poca claridad en tres cuartos de cancha, falta de ideas y mucha confusión para terminar las jugadas. Hubo alguna aproximación interesante, como una combinación entre Merlo y Mamut, pero la mala resolución final terminó diluyendo la chance.
Los minutos pasaban y Gimnasia empujaba más con ganas que con fútbol. Riestra, sólido en su casa (lleva ya 25 partidos invicto allí), controló el trámite y sostuvo la ventaja sin demasiados sobresaltos. El final lo encontró al Lobo desesperado, pero sin herramientas para romper la muralla del local.
La derrota deja un sabor amargo y enciende alarmas. El equipo no levanta, suma dos caídas al hilo y no logra meterse entre los mejores de su zona. Lo más preocupante es que empieza a mirar de reojo la parte baja de la tabla: el fantasma del descenso, que parecía un tema lejano, vuelve a estar en la charla.
Gimnasia deberá reaccionar rápido. La gente pide respuestas y Orfila necesita encontrar un rumbo, porque el Clausura avanza y cada punto perdido empieza a pesar más de la cuenta.