L-Gante salió de la cárcel y habló con los medios
Fue liberado el viernes por la noche.
La talentosa actriz sigue apostando al cine y este año, además de estrenar, participará de varias propuestas reafirmando su profesionalismo y ductilidad.
10/09/2023 - 00:00hs
Ya está en los cines Oliva, de Luciano Leyrado, protagonizada por Juan Leyrado y con una pequeña participación de Andrea Frigerio, con quien hablamos a días del estreno para saber más detalles de su personaje y mucho más.
Oliva cuenta cómo el hijo de un magnate de la industria del aceite de oliva intenta mantener a flote una mentira que terminará por repercutir cuando su prometida conozca a su padre y las diferencias comiencen a quedar en evidencia.
―¿Cómo fue sumarte al proyecto en este personaje que es como una parodia de las divas del cine italiano? De hecho, cuando aparecés, vos nombrás a Sophia Loren, pero en realidad estabas más Mónica Bellucci...
―En realidad, Mónica Bellucci es un personaje, o el personaje que construye Mónica Bellucci. Es algo que siempre me tentó, porque mucha gente me dijo que era parecida. Hay un perfil, una escena muy parecida. Sin caracterizarme, me pasó una vez con Lucrecia Martel que fui a una reunión con ella y me miraba, me miraba, y me dice “mirá, yo vengo recién del Festival de Venecia, como soy jurado, me dicen quién tenía al lado mío y estaba Mónica Bellucci, y no puedo parar de mirarte por lo igual”. Y bueno, cuando me convocaron a presentar este personaje, Graciela, yo empecé enseguida a proponer una suerte de diva del cine italiano, por supuesto inspirada en Sophia Loren, pero enseguida me convertí sin darme cuenta en esta Mónica Bellucci que vimos en algunas películas, justamente donde tenían como esa voluptuosidad que yo logré gracias a la ayuda de maquillaje y vestuario, porque esa no soy yo, es totalmente caracterizada.
―En la película, llegás en un momento clave de la historia: ¿cómo es también participar en una película con algo chiquito, pero que a la vez es grande y resignifica todo el relato?
―Bueno, yo siempre he escuchado a mis colegas decir que no hay papeles chicos, que siempre uno llega con un personaje y puede hacer algo muy importante o no, que siempre está en uno. Pero bueno, intento que si acepto hacer una película, en este caso yo quería trabajar con Juan, justo después de hacer esta película me tocó volver a trabajar con Juan, de casualidad, pero yo quería trabajar con Juan. Y cuando me llaman para hacer la película, me cuentan el argumento, dije lo voy a hacer. Yo me ocupo, me preocupo y me ocupo mucho de mis personajes, o sea, no es que me da lo mismo y que digo ya, me lo saco de encima, sino que realmente me desvela, y lo pienso, y lo investigo, y todo eso. Por eso es que propuse un diferente personaje. Y llega, es verdad, no quiero spoilear, pero llega en un momento en que parece que se va todo al diablo, y hasta que llega este personaje de Graciela que después descubre que no es Graciela, o que no quiere ser Graciela, que es también un poco lo que le pasa al protagonista.
―Hay algo interesante y es que viendo la película y sabiendo que vos estás, estamos diciendo: “Bueno, ¿y cuándo aparece Andrea?” Esto de que no hay personajes chiquitos acá se potencia por esa espera. Además, en breve estrenás Puan, de María Alché y Benjamín Naishtat…
―Sí, es un momento muy delicioso de comedia, no sé si viste el tráiler.
―Sí, divertidísimo, así que imagino por dónde viene…
―Y es más que volver a trabajar con Benjamín, también en algo completamente distinto. Y yo con María no había trabajado, y la verdad que fue hermoso. Cuando me preguntan por el cine, digo, hay una figura que me gusta y que está más afuera que es el coach actoral, es un nexo, y cada vez siento que hay más conciencia de la necesidad, porque el director tiene una idea hace mucho tiempo y el actor en poco tiempo tiene que procesar y cumplir a ciegas lo que el director tiene en su cabeza hace 10 años, así que trabajar el personaje en conjunto con el director y bueno, romperlo, revisarlo y tratar de encontrarle un trabajo que no se puede hacer en tres días.
―¿Y en Puan estuvo esto porque eran dos?
―En Puan me sentí como con mucha libertad de acción, a mí me gusta mucho hacer comedia. Yo aprendí con Guillermo Francella a hacer comedia, tuve una clase muy intensiva, obviamente tenía yo con qué defenderme, pero él me dejó plantada en el punto de la comedia, porque hacer comedia es más sutil. Si entrás un segundo tarde o decís algo en un tono un poquito más tarde, se corre todo lo otro y perdiste la comedia. Y cuando me llaman para hacer comedia me encanta, porque tal vez me llaman más para hacer drama.
―El título va a ser “Quiero hacer más comedia”…
―Sí, me encanta el drama, pero quiero hacer más comedia.
―¿Y cómo sigue el año de trabajo? Se viene Puan, Oliva, ¿tenés series también pendientes de estreno?
―Sí, creo que está How to be a Carioca, que la hicimos en Brasil, está Verónica Llinás, está la segunda parte de Limbo, y se viene otra película que es Una jirafa en el balcón, en la que vuelvo a trabajar con Juan Leyrado, de Diego Yaker, que es una película que me falta terminar de filmar dos o tres escenas en Barcelona. Posiblemente en octubre haga otra película, pero no te puedo decir porque todavía no está cerrado.
Sobre conducir y hacer teatro
Dueña de una capacidad para adaptarse a cada uno de los medios en los que ha trabajado, Andrea Frigerio supo en la conducción televisiva formar un estilo propio, en ciclos de diferente índole como lo fueron Doce más uno, Despertar al país, El periscopio, El Paparazzi, Hola América, Afectos especiales y Viva la diferencia, un formato que supo brindarle la posibilidad en los años noventa de coordinar equipos de hombres y mujeres que competían entre sí. En teatro participó de las obras Una Eva y dos salames, Money Mone, Taxi, Rumores, La casa de Bernarda Alba y Cuerpos Perfectos, que fue la última. El año pasado corrió el rumor de que iba a protagonizar la versión teatral de Buena suerte, Leo Grande, en el mismo rol que inmortalizó Emma Thompson.
―Te saco de la película. El otro día pude verte conduciendo los Premios Sur, ¿es algo que te llama? ¿Querés volver a la televisión? ¿Te gustaría volver con algún ciclo de entrevistas?
―Yo despunto el vicio con las conducciones de eventos privados, me encanta, porque yo tengo un espíritu como de convocatoria, que la gente se conozca, que la pase bien. Y yo eso lo heredé de mi mamá, mi mamá era así, su personalidad, mi mamá era maestra y tenía como esa cosa de hablarle a la gente, que lleguen, vengan por acá, fórmense acá, porque yo la veía, mi mamá era una estrella, y mamé eso, en esta cosa de que me dan un micrófono y enseguida empiezo a organizar, me encanta hacerlo. Siento que hoy la televisión no es un espacio para mí, no me veo en ningún programa de los que hoy están en la televisión. Estoy muy enamorada del cine, e incluso me llaman para hacer teatro y siempre estoy a punto de decir que sí, pero me da miedo, porque si me llaman para hacer cine no voy a poder seguir, porque es horrible que diga un cartelito “A Andrea Frigerio hoy la reemplaza la actriz tal”. No me gusta, en teatro tenés que estar sí o sí, no me gusta dejar en banda a la compañía.