ENTREVISTA

Gastón Solnicki llevó A little love package al Ficunam

Tras presentarla en Berlín, fue seleccionada por Ficunam, festival de cine de México, que se desa­rrolla hasta el 20 de marzo.

A little love package marca el retorno de Gastón Solnicki a las pantallas, con una enigmática propuesta que indaga sobre el habitar, los vínculos y los cigarrillos. Tras presentarla en Berlín, fue seleccionada por Ficunam, festival de cine de México, que se desa­rrolla hasta el 20 de marzo. Este medio dialogó con Solnicki para saber más detalles.

—Hay algo en la película, que ya estaba presente en tus anteriores relatos, y de manera muy fuerte en Introduzione all’oscuro, que es la pregnancia del pasado en el presente, particularmente a vos. ¿Qué es lo que te atrae de una época pasada?

—Es un tema muy interesante para filmar. En la adolescencia estaba enredado en los deberes escolares, cambié de colegio todos los años. Recién cuando empecé a hacer películas o quizás antes cuando empecé a tocar el piano, sentí que podía encontrar un respiro, una manera de articular distintos niveles. Tiene que ver con la polifonía. Las épocas también funcionan así. Siempre tuve mucho apego por el pasado de mi familia y por las experiencias pasadas. Las guerras, y los largos movimientos ancestrales por Europa del Este, esa geografía tan familiar. Creo que estamos muy acompañados por todo eso. Apareció de manera natural en mis películas.

—¿Cómo seleccionaste a Angeliki y Carmen, las principales motoras del relato? ¿Qué trabajo hiciste con ellas?

—Con Carmen somos amigos hace muchos años y habíamos hecho un corto en el 2005. A Angeliki la conocí en un jurado en Karlovy Vary y tuvimos mucha complicidad en seguida. Tenía la ilusión de trabajar con ambas, pero hasta que no aterrizamos todos en Viena y empezamos a filmar, no había evidencia cómo funcionarían juntas. Fue un lujo trabajar con ellas, todo lo que aportaron a una película improvisada, filmada en una verdadera atmósfera de terror.

—La película fue rodada antes de ­pandemia. ¿Cómo se resignifica la película con relación, justamente, a los departamentos y el albergue, inevitablemente, que nos dieron durante el confinamiento?

—Antes de la pandemia solo filmé la última noche de cigarrillos en Viena. Pero, salvo esa noche, casi la totalidad del rodaje fue en noviembre de 2020, en plena pandemia.

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