Se trata del vínculo empresarial que mantenía con Alex Rodríguez, el deportista con quien compartió cuatro años de su vida y fundó una compañía
de bienes raíces.
Durante cuatro años, la actriz y cantante Jennifer López compartió su vida junto al exdeportista de primera línea Alex Rodríguez. En este tramo cronológico, ambas estrellas decidieron probar la convivencia y es por ello que adquirieron una casa para que sus hijos fruto de otras parejas estuvieran cómodos.
Si bien todo marchaba sobre ruedas, la pareja también aprovechó para fundar una sociedad comercial que compró empresas de marketing y creó una productora audiovisual que ya tiene series vendidas a la plataforma y también ejecutora de proyectos, Netflix. Es más, se cree que los tortolitos aumentaron su patrimonio aún más en el lapso de tiempo donde también compartieron los negocios y supieron ser auspiciados por marcas de gran envergadura.
Pero como todo lo que brilla no es oro, la primera tormenta apareció poco después que anunciaran su compromiso y futuro casamiento. Allí, la vida tal como la conocíamos sufrió un freno debido a la pandemia imperante del coronavirus. Además una joven aseguró que mantuvo una aventura fugaz con el hombre y publicó las conversaciones que compartieron. Esto llevó a la cantante a pedirle un tiempo, los planes de boda quedaron frenados y en este impasse pensaron qué querían para más adelante.
Tras dejar de compartir el techo, volvieron a elegirse y siguieron para adelante. En este sentido la reconciliación era un hecho, pero Alex volvió a las andanzas digitales con una promotora que también visibilizó la charla íntima.
Por estos hechos, y otros que no se saben a ciencia cierta, Jennifer anuló la convivencia y el compromiso, claro está. Además dejó la casa que habitaba con su ahora ex. Además volvió a los brazos de su antiguo amor, Ben Affleck y dejó el pasado atrás.
También decidió que debía empezar de cero y es por ello que contrató a un grupo de abogados para anular la sociedad comercial que la ligaba a Alex Rodríguez. Los montos de dinero deberán dividirse en partes iguales, mientras que lo referente a las empresas y sus finanzas aún no fue consensuado.