El adiós a Charlie Watts
El icónico baterista de los Rolling Stones abandonó este mundo a los 80 años. La noticia fue comunicada por su publicista.
A las 13 horas en nuestro suelo llegó la triste noticia de la muerte del baterista de los Rolling Stones, Charlie Watts, que dejó este mundo a sus 80 años en un hospital de Londres. Así lo aseguró su mánager Peter Doherty, que dio a conocer la información y aseguró que el artista partió rodeado de sus seres queridos.
El comunicado rezaba: “Es con inmensa tristeza que anunciamos la muerte de nuestro querido Charlie Watts. Ha fallecido en paz en un hospital de Londres hoy mismo rodeado de su familia. Watts era un amado marido, padre y abuelo y también, como miembro de The Rolling Stones, uno de los mejores bateristas de su generación. Pedimos que se respete la intimidad de su familia, de los miembros de la banda y de sus amigos más cercanos en este difícil momento”.
Vale mencionar que hace unos meses anunció que no formaría parte de la gira internacional titulada No Filter que la banda tenía pensado iniciar en septiembre y octubre. Sucedió que durante un chequeo de rutina, se le detectó un problema de salud por lo que debía recuperarse en su hogar, tomar descanso y así poder organizarse para los festejos de los 60 años de la formación musical que llegarían en el 2022.
Su historia de vida
Nacido en una familia humilde, su destino quiso que amara la música y al obtener la mayoría de edad comenzara a dedicarse a experimentar con diferentes instrumentos. Tras un amplio recorrido, decidió que la batería era el preferido e inició su carrera en la escena independiente de la década del 60 y 70. Así, el destino quiso que conociera a sus amigos, Mick Jagger y Keith Richards, sin saber que se volverían inseparables y atravesarían las décadas con la misma jovialidad que los caracterizó hasta el presente.
Con un camino dinámico, repleto de viajes, excesos y alegrías, Charlie supo formar parte del mítico proyecto por 58 años y además estuvo presente en los 60 discos que compusieron, produjeron y grabaron en todo ese tiempo compartido. Además, prestó su amor al arte para diseñar y dibujar algunas tapas de los álbumes y hasta lanzó su propia serie de caricaturas bajo el título Ode to a high flying bird. Asimismo se dio el lujo de probar suerte en otros proyectos abocados al jazz con el que lanzó dos discos. El resto del tiempo estaba dividido entre el trabajo con los Rolling y la responsabilidad de llevar adelante a su familia.
Un caballero de fina estampa
Corrían los años 60 cuando Charlie conoció a una joven llamada Shirley. Al ser un flechazo inminente, los jóvenes apostaron todo a un rápido casamiento, se embarcaron en fundar una familia y se mudaron a un rancho en la población rural de Dolton rodeado de naturaleza y animales. Allí criaron a sus hijos y convivieron hasta la desaparición física del artista.
Lejos del estereotipo de desprolijidad, el baterista siempre estaba caracterizado por su extrema elegancia, la sastrería italiana y una estampa impoluta. Además huía de las groupies y los excesos, a pesar que estuvo en rehabilitación en su juventud por la afición al alcohol y la heroína. En la actualidad, habitaba su misma casona de siempre y estaba interesado en el arte. Además componía los próximos temas que integrarían su álbum de jazz.