La talentosa intérprete
se pone en la piel de una
de las protagonistas de la impactante serie que revela el lado más oscuro de los certámenes de belleza
que dominaron la
televisión y los medios.
Natasha Dupeyrón es una de las protagonistas de la esperada serie de Starzplay Señorita 89, que este domingo llega a la plataforma. Con Lucía Puenzo como showrunner y la dirección de Nicolás Puenzo, Silvia Quer y Jimena Montemayor, cada episodio tratará de develar el misterio tras la fachada de La Encantada, en donde las misses de México ingresan para ser “moldeadas” por Concepción (Ilse Salas), una mujer sin escrúpulos. Diario Hoy dialogó con Dupeyrón, que encarna a Isabel, Miss Yucatán, para saber más detalles de lo que ya se vive como un éxito.
—¿Cómo estás viviendo la previa al estreno de la serie?
—Fue un trabajo duro hacer esta serie porque toca temas importantes y como mujer, estar en un set, fue difícil, para no ir en contra de tu personaje, o tener que estar viviendo esta violencia en la ficción. Estamos muy emocionadas, porque además la serie llega antes del 8 de marzo, reafirmando el empoderamiento femenino, el feminismo y las razones por las que se marcha, llega en un momento adecuado para reformar todas estas ideas y causar un debate importante, estoy muy emocionada y creo que va a gustar mucho.
—Aprovechando que mencionás al feminismo, tu personaje se para ante las demás manifestando sus ideas de poder ser libre, pero también con la idea de poder tener una familia, tener hijos. ¿Cómo encaraste al personaje?
—Fue un personaje difícil por muchas razones, primero ella es de Yucatán, tuve que defender el acento, que es fuerte y sentía que sacaba de “onda” a Lucía Puenzo, así que llegamos a un acuerdo, y después es un personaje al que no le importa ni siquiera pasar por encima de ella misma para lograr lo que quiere, pero se permite soñar, entonces de pronto es feminista, pero al mismo tiempo no tiene respeto ni siquiera por su persona. Es un personaje que me costó trabajo no juzgar y, al contrario, decir: “Ella piensa así y vamos a hacerlo, porque ella no sabe lo que es la palabra sororidad, pero sabe lo que es amor propio”. Por eso tuve que entender esta dualidad y que no lo tiene claro, pero al mismo tiempo sabe hacia dónde quiere ir. Fue un personaje interesante, físicamente tuve que cambiar, el pelo, la forma de hablar, estuve entrenando, porque en esa época los cuerpos eran distintos, pero la pasé muy bien y aprendí muchas cosas en esta serie.
—Muchas mujeres en el set, en locación, ¿cómo era el día a día del rodaje?
—Fue un rodaje pesado, sobre todo porque los vestuarios eran muy chiquitos, estábamos vestidas en ropa interior todo el tiempo, o en traje de baño, o vestuarios muy delgados y hacía mucho frío en la locación, así que en parte era luchar contra los tacones todo el día, contra el frío. Fue una grabación dura, pero valió la pena, porque todas las misses fueron increíbles, siento que varias estábamos asustadas, porque crecimos pensando que una mujer no podía ser amiga y era rival automáticamente. Con la serie entendimos la palabra sororidad y que entre mujeres nos podemos llevar muy bien, en el set se hizo un ambiente increíble, bello, amoroso, no nos juzgábamos, nos hicimos amigas y eso quitaba el frío y la incomodidad de los tacones, fue una experiencia muy bella la verdad.
—Sos parte de una industria donde la imagen es muy importante. ¿Cómo cambió tu percepción sobre esto luego de hacer la serie y el momento actual de empoderamiento que se vive?
—Creo que desde hace mucho me di cuenta de que yo no encajaba en estos estilos de belleza y entonces creo que la serie reforzó este pensamiento. Hoy en día entiendo que la belleza no es un patrón y es algo personal, y me gusta cambiar esa palabra por la palabra autoestima, que es lo que a mí me gusta, lo que a mí me hace sentir cómoda, y si hoy me desperté y no quise peinarme porque me gusta mi pelo así, respeto eso y no voy a ir a cambiar mi forma de ser para darte el gusto a ti. Y la serie refuerza eso, y justo ese personaje refuerza eso de que no voy a pasar por encima de mí como lo hace Isabel. Aprendí muchas cosas en esta serie, creo que hace falta aprender muchas más, todavía estoy en proceso de deconstrucción.
—Acá están tras las cámaras Lucía Puenzo, Silvia Quer, Jimena Montemayor. ¿Es la primera vez que te dirigieron mujeres? ¿Ves diferencias?
—No nunca y cuando me dijeron que Lucía, Silvia y Jimena me dirigirían fue muy feliz. Con Lucía Puenzo tuve muy poco tiempo para trabajar con ella, ella estuvo al principio del rodaje, las primeras dos semanas, pero entonces llegó Jimena, que no la conocía. Resultó ser una amiga, directora y una persona espectacular. Y luego Silvia, una española a quien amo profundamente, y compartir el trabajo con ellas fue una cosa increíble, creo que sí hay una cosa distinta, simplemente porque somos mujeres, compartimos cosas importantes como la menstruación, siento que nos conecta ser mujer y fue una experiencia bella.