entrevista

Nicolás Mateo: “La melancolía siempre me dio un resguardo”

En diálogo con diario Hoy, el artista porteño habla sobre sus raíces musicales y las canciones de su nuevo disco, que presentará en la ciudad próximamente.

La experiencia sensible de Nicolás Mateo es un lenguaje anfibio: desde hace años que viene desarrollando un recorrido interesante en la actuación –tanto en el cine y televisión como teatro- y en la música. Este 2022 lo encontró con un interesante nuevo disco bajo el brazo. Su cuarto disco, Espamento, es una reivindicación de su estilo: canciones breves de tono melancólico, una electricidad contenida, la búsqueda de una lírica que resuena en el relato mundano y existencial.

Por ejemplo, en Última fe canta: “A ver, si con esto va, si el monte está tan cerca y es sagrado su metal/La que es siniestra es la diestra mantengámonos acá, al veneno de la mente lo disolví en agua caliente, puse un plato de comida para compartir el llanto”. Y una voz que no le escapa a ciertas referencias claras: Charly García, Pablo Dacal, Antonio Birabent. O sea: porteñísimo.

El próximo domingo estará presentando estas canciones en la ciudad junto a su banda Les Pichons. Abrirán la velada Sucia y seca y Seba Rosello (Los Bocetos), en Ciudad de Gatos (17 y 71) a las 20. En charla con diario Hoy dejó algunas impresiones sobre sus canciones.

—Desde tu primer álbum hay una intención, un sonido claro. Bebés de los orígenes del rock argentino. ¿Lo sentís así?

—El rock que conocemos como “nacional” fue de mis primeras escuchas: Charly García, Soda Stereo, Los Redondos por herencia familiar. Eso sumado a mucha trova y folclore de acá con Mercedes Sosa y mucho Bolero latino del que mi viejo es fan. Pero mis primeros casetes eran grabaciones de Todos tus muertos, Los caballeros de la quema, Los piojos, esa mano. Eso de alguna manera, siendo que mi gusto fue para muy otro lado, quedó en mi inconsciente y más que nada en lo sonoro. Por eso quería que Espamento, sonara así, aunque las canciones no tengan ese estilo exacto.

—Atada a la anterior, ¿qué elementos considerás que hacen a tus canciones?

—Buscan la emoción, tratan de conmover. No son conformistas. Requieren una escucha delicada y no apurada.

—Hablemos de la nostalgia que hay, que habita en tus composiciones. O de la melancolía que se encuentra en ellas

—Soy una persona algo melancólica, siempre me identifiqué con eso, y además siempre me dio un resguardo. La melancolía a diferencia de la tristeza es dulce y se deja transitar cuando es una dosis pequeña. Y bueno, las canciones, sin duda están impregnadas de eso.

Hablando de encontrar cosas en tus canciones.

—Hay una constante desde lo vocal y ese es Charly García. ¿Hay una búsqueda en eso o se da solo?

—Vuelvo a la primera pregunta, todo eso está en mi inconsciente y Charly es un pilar fundamental en mi educación musical.

—En definitiva, tus discos son discos de canciones, de canciones de rock. ¿Si tuvieras que definir genéricamente tu música, o ubicarla en determinado lugar, la pondrías allí?

—Son canciones de autor, en el sentido de que la palabra tiene un valor alto, no es solo música. Y es rock, y es calles porteñas, y algo de punk y algo de lo sónico de los noventas y algo folclórico también.

—Los planes más inmediatos con la música quizás estén claros, pero respecto a la actuación: ¿hay proyectos en camino, estás filmando algo?

—Este año tuve la suerte de poder estar en dos buenos proyectos. Digo tuve la suerte porque eso ya no depende tanto de mí. Uno es Cóndor 105 una miniserie de ocho capítulos sobre el Operativo Cóndor (una agrupación que secuestro un avión comercial y lo desvió a Malvinas para reclamar su soberanía en el año ‘68) que es una historia real e increíble. Y también tengo un papel en la noventera serie que se está filmando sobre la vida de Guillermo Coppola.

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