Fue descubierta en 1950, pero aún había misterios sobre su origen. Recientemente un equipo holandés halló respuestas.
El cosmos no deja de dar nuevas respuestas a interrogantes que durante años generaron dudas a los más grandes científicos. Eso ocurrió con la nube de Oort, que fue descubierta en 1950 por el astrónomo holandés Jan Hendrik Oort, pero hasta ahora no había muchos datos sobre su origen.
En los últimos días, astrónomos de la Universidad de Leiden, Holanda, pudieron crear un relato completo de los primeros 100 millones de años de la nube de Oort y los resultados serán publicados próximamente en la prestigiosa revista Astronomy & Astrophysics.
Se trata de una agrupación esférica de 100.000 millones de cuerpos hechos de rocas, hielo y polvo, que está situada en los confines del Sistema Solar, a casi un año luz del Sol. Las simulaciones por computadora que había hasta el momento no daban resultados concretos, por lo que debieron acudir a otras herramientas.
“Si quieres calcular la secuencia completa de lo que pasó en la nube quedarás irremediablemente atascado. Por eso, hasta ahora, solo se simulaban eventos separados”, dijo el astrónomo y experto en simulación Simon Portegies Zwart, parte del equipo.
Entonces, según las nuevas simulaciones, “la nube de Oort se formó con los restos del disco protoplanetario de gas y escombros del Sistema Solar, que emergió hace unos 4.600 millones de años”.
Sin embargo, los objetos en su interior provienen de dos lugares: algunos de los escombros de los planetas gigantes que salieron fuera del Sistema Solar, otros de otras estrellas cercanas. Cuando recién nació el Sol, había alrededor de mil estrellas más en las cercanías, por lo que la nube de Oort pudo haber capturado cometas que originalmente pertenecían a esas otras estrellas.
“Con estos nuevos cálculos, mostramos que la nube de Oort surgió de una especie de conspiración cósmica en la que las estrellas, los planetas y la Vía Láctea, todos cercanos, juegan su propio papel”, manifestó Portegies Zwart, al celebrar la resolución del misterio.
En ese plano, destacó que “cada uno de los procesos individuales por sí solos no serían capaces de explicar la nube de Oort”, por lo que “realmente es necesaria la interacción y la coreografía correcta de todos los procesos juntos” y subrayó que “aunque se formó de manera complicada, probablemente no es única en su especie”.