Avellaneda: los malabares que hace un club con pileta para seguir subsistiendo
Hay 120 clubes en el distrito, que reciben una subvención en cuentagotas. Muy pocos pudieron pasar el invierno con sus piscinas, ya que el gas y la luz perforó la alcancía por todos lados. La estrategia del Club Wilcoop, cuya factura de Metrogas se fue arriba de los 40 mil pesos
En la localidad de Wilde, detrás de un complejo habitacional de 42 torres, está el Wilcoop, que curiosamente recibió una factura de gas de 42 mil pesos (sumados los $35 mil de la pileta y los más de $6 mil del salón donde está el lomo central de su sede social).
Sus niños, jovenes y adultos solo buscan un rato de esparcimiento. Pero en familias del barrio, con el empleo en las circunstancias en que está, poco a poco empezaron a achicar gastos y hay quienes decidieron borrarse de las cuotas societarias: los mayores se corrieron y dejaron a sus hijos.
Por eso, hoy en las redes se lee #SalvemosLosClubesDeBarrio, el lema o rezo de cada uno de los 120 clubes barriales del partido de Avellaneda (contando Centros de Jubilados y de Cultura, todos en la búsqueda de alguna estrategia novedosa y/o padrino salvador, para financiar su puesta en marcha, por estas facturas "galácticas").
Ricardo Mayor, dirigente del Wilcoop, arrancó por la parte más delicada de la obra: “En el natatorio tenemos $35.000 de gas mensuales. Pero la situación económica hace que los que estaban asociados en grupos familiares empiecen a dejar sólo a los hijos y a borrarse los mayores”, confesó. Más números: de los 1800 socios pueden pagar el 60% la irrisoria cifra de $200 -grupo familiar-.
El vecino avellanadense clama que los vecinos se acerquen al club de barrio, porque sólo el interés los hará crecer. ¿Y los aportes del Estado? “Recibíamos subsidios en Avellaneda cuando se sancionó la Ley de Clubes de Barrio, que fue precisamente un proyecto que salió de esta ciudad. El Concejo Deliberante lo aprobó en su momento y un porcentaje mínimo de Alumbrado, Barrido y Limpieza que tributan los vecinos pasó a ser cobrado por las instituciones. Pero al ser muchas, ese dinero es en cuentagotas".
JUGANDO AL “SOLITARIO”
Municipalidad de Avellaneda, Provincia… Pregunta al grano: ¿cómo harían los funcionarios para financiar a estos clubes si les tocara a ellos ser dirigentes de la entidad que los cobijó desde la infancia?
Volvamos al Wilcoop. Lo que antigüamente fue el predio de la Cooperativa de Vivienda, Ahorro y Consumo, hoy es un espacio deportivo y social ganado a fuerza de sudores y amores de los que buscan hacer fútbol, tenis o natación, entre otras disciplinas.
Es imposible verlo con un candado para quienes lo llevan en un pedazo del alma. Las estrategias surgen. Según Mayor, “pensamos en cortar la temporada de pileta cerrada -llega hasta diciembre- y así salvar muchos gastos de electricidad y del gas, porque se levanta el globo (la carpa cobertora de la piscina) y ya no haría falta climatización”.
MEDALLA AL CORAJE
¿Qué bondi hay que tomar para seguir cuando el reordenamiento tarifario desde 2016 a la fecha aumentó el 1700% (gas), 1200% (luz) y 800% (agua)? La fórmula -según confirmó Mayor, cantando un tango amargo- es “cobrarle a cada diciplina; el 60% se lo lleva el profe y el 40% queda en el club para los gastos de mantenimiento, sueldos del personal, cargas sociales, aportes sindicales, etcétera”.
El último mes, la boleta de la luz fue de $22.000 sólo para el sector pileta, porque el otro sector del club (salón, vestuarios) debe realizar otra erogación que en septiembre llegó a $4.600.
Hace un año atrás, en concepto de energía eléctrica se pagaba $12.000.
Las voces del lugar siempre son de felicidad, por un festejo, por un esfuerzo colectivo de un equipo, por un partido difícil que se saca adelante. Ahora, también se festeja cuando pueden ganarle a la crisis y cierran los números. “Aunque no sabemos cómo va a terminar, porque a medida que esto avanza, los comerciantes ya dejan de ayudar porque esto les está llegando a ellos también”.
Parecido al filme "Luna de Avellaneda", del mismo barrio, claro, pero con la cruda realidad del presente argentino.