El despegue de Heavenly Harmony, la base de operaciones permanente e independiente de China en la órbita terrestre, ha sido realizado con éxito.
Este jueves, China ha lanzado al espacio el módulo central de Heavenly Harmony: su propia estación espacial en la órbita terrestre. Una base de operaciones permanente e independiente que, de acuerdo a las planificaciones, llevará unas once misiones de construcción y suministro. En este primer paso, el módulo Tianhe despegó a bordo de un cohete Long March 5B desde el Centro de Lanzamiento de Wenchang, en la isla sureña de Hainan. Se espera que la Estación Espacial esté lista para finales de 2022.
Según informaron las autoridades chinas, el módulo pesa alrededor de 66 toneladas y la instalación completa llegará a las 450 toneladas. Sin embargo, desde la agencia espacial oriental, no descartan que podría ampliarse con más módulos en el futuro.
Por lo pronto, el módulo principal de Tianhe incluye un puerto de atraque y también podrá conectarse con un poderoso satélite espacial chino. Inicialmente, tendrá el tamaño de la estación espacial estadounidense Skylab y la antigua Mir soviética, que operó durante más de catorce años.
En los próximos diez lanzamientos, China enviará un total de dos módulos más, seguidos de dos misiones de suministros de carga y otras cuatro con tripulaciones a bordo. Desde que comenzaron las planificaciones, al menos unos doce astronautas se están entrenando para volar y vivir en la estación, incluidos veteranos de otras misiones y nuevos astronautas. Esta misión comienza inmediatamente después de la llegada a Marte de la sonda Tianwen-1, que se prepara para aterrizar en las próximas semanas en la superficie del planeta rojo.
No son los primeros pasos de China en esta dirección. Una vez excluido de la Estación Espacial Internacional, comenzó los preparativos para su propio programa. Así, a lo largo de la última década, ha lanzado dos módulos experimentales: por un lado, el Tiangong-1 (que significa “Palacio Celestial-1”), que fue abandonado y quemado durante una pérdida incontrolada de órbita; y por el otro, el Tiangong-2, que fue sacado de órbita con éxito en 2018.