Con sede en el Hospital Militar, la Argentina forma parte de un estudio global de 30.000 participantes. La formulación de la vacuna está a cargo del laboratorio Pfizer y será para mayores de 60 años.
En la jornada pasada, y tras obtener la aprobación de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica, arrancó en el país el estudio de la fase 3 de la vacuna contra la bronquiolitis para mayores de 60 años. La investigación, que se desarrolla a nivel global, incluye a unos 30.000 voluntarios, de los cuales 2.000 son argentinos hasta el momento. Formulada por el laboratorio Pfizer, el antídoto se encuentra siendo estudiado en el Hospital Militar. El objetivo final a gran escala será poder contar con una vacuna triple viral que incluya a la Covid-19, a la gripe y a la bronquiolitis, lo que sería sin lugar a dudas un hecho histórico.
Desde hace un tiempo ya que este estudio, al igual que tantos otros importantes, se encontraba postergado por la llegada de la pandemia, donde el mundo científico debió volcarse primordialmente a hallar una dosis contra el coronavirus. Ante una situación más favorable ya con diversos antídotos, recién ahora se pudo volver a poner el foco en otras investigaciones. El dato curioso de la situación es que, a pesar de esto, se pudo acelerar como nunca antes con el conocimiento sobre las vacunas contra agentes patógenos respiratorios.
En lo que respecta al estudio ya mencionado los expertos aclararon que el virus sincitial respiratorio, que es el causante de la bronquiolitis, se viene investigando en embarazadas ya que es la enfermedad respiratoria con más hospitalizaciones de niños recién nacidos. Así, la idea es que los bebés cuenten con anticuerpos antes de que nazcan, ya que son de los grupos etarios más sensibles a este virus junto al de los adultos mayores de 60. Si bien ya hay un importante piso de voluntarios a nivel nacional, estiman poder alcanzar los 3.000 por lo que aún continúa abierta la inscripción para aquellos que deseen involucrarse. A su vez, aclararon que el proceso de seguimiento tiene un lapso de tres años donde se administra una sola dosis.
Una de las grandes necesidades de contar con esta vacuna además de las ya conocidas como proteger al conjunto de la sociedad y evitar decesos, es que la inmunidad natural tiene un lapso de duración demasiado corto, lo que genera desde hace muchos años una gran preocupación. Además, los especialistas temen que en el 2022 las patologías prácticamente desaparecidas por el coronavirus y el aislamiento vuelvan a tomar terreno, por lo que esperan agilizar lo máximo posible este estudio al igual que otros.