El encuentro se llevará a cabo en La Rioja en la ciudad
de Chilecito, entre el 30 de septiembre y el 2 de octubre,
y contará con la participación de Darío Andrinolo y
Daniela Sedan, investigadores y docentes a cargo.
Darío Andrinolo y Daniela Sedan, coordinadores del proyecto Cannabis y Salud y pertenecientes al Centro de Investigaciones del Medio Ambiente (CIM–Conicet/UNLP) y la Cátedra de Toxicología de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de la Plata (UNLP) serán los encargados de llevar adelante el Segundo Congreso Argentino de Cannabis y Salud.
Por este motivo desde diario Hoy nos comunicamos con ambos investigadores para que comuniquen su visión sobre el cannabis medicinal y cómo ha cambiado la situación de la planta desde la realización del Primer Congreso.
Andrinolo sostiene: “El 2017 fue el Primer Congreso Argentino de Cannabis y Salud, se hizo en la UNLP. El tema estaba dándose a conocer, hubo una presencia masiva de usuarios y cultivadores y menor presencia académica. Se discutió cómo avanzar la ley que salió después. Cinco años después, seguimos solicitando que acaben las políticas de represión sobre el movimiento cannábico y que no haya más presos por plantar”, y continúa expresando: “Este congreso da un salto de calidad, porque a la vez que agrupa investigaciones científicas de todo el país, sigue incorporando a los cultivadores y pacientes y le da un plus de un eje del congreso que es la producción, que se lleva adelante en agrogenética riojana y que es un paso muy importante para lograr soberanía en el tema de la producción industrial de cannabis. Este congreso pone arriba de la mesa la posibilidad de usar las plantas locales”.
Como miembro del comité organizador, el profesional explica que esta vez habrá una fuerte impronta científico-académica, con la presentación de alrededor de 30 proyectos de grupos de Argentina, Uruguay, Brasil, Chile, Perú, Colombia, Ecuador, Panamá y México, entre otros países de Latinoamérica.
Daniela Sedan, por su parte, nos habla un poco de la visión social de la planta: “Con respecto al avance de la visión social con la planta, creemos que existe una dinámica que empezó en la misma sociedad, donde fundamentalmente las madres de niños que tenían ciertos problemas de salud que la medicina no les podía resolver, empezaron a buscar información que ya había de las características medicinales de la planta”. “Eso derivó en que quisieran conocer más y ahí empezaron a vincularse con las universidades. Estas aportaron su granito de arena, y a partir de ahí comenzó una dinámica social donde se empezó a desmitificar el uso del cannabis en distintas condiciones”, explica Sedan, y continúa: “En esa situación llegaron otros componentes de la sociedad como son los adultos mayores, personas con dolor crónico y fundamentalmente el personal de salud que empezaron a interiorizarse en los pacientes y cómo ellos podían hacer un acompañamiento. Esa situación volvió hacia la universidad y se empieza a generar esa dinámica donde la investigación básica se transforma en aplicada, se conjuga con el saber social y da como resultado empezar a desmitificar y quitar el prohibicionismo que estaba sobre la planta de cannabis y que hacía que no pudiéramos apreciar las formas medicinales que tenía la planta”.