¿Cómo nos afecta la crisis?
En momentos difíciles como los que atraviesa nuestro país, no sólo sufren nuestros bolsillos, sino que también se agravan los trastornos mentales. Estrés, depresión e hipertensión aparecen producto de la constante incertidumbre
Las crisis económicas, como las que están sufriendo muchos países del mundo y en especial Argentina, en donde la recesión y la inflación causan estragos, también dañan las capacidades cognitivas de quienes las padecen.
Muchos estudios demuestran que las recesiones económicas que se experimentan en edades críticas de la vida -al principio o a mediados de la vida adulta- debilitan las capacidades cognitivas cuando se alcanza una edad avanzada.
Se siente en el aire hoy en día y es tema recurrente en la calle, en la oficina y en la cena familiar. Ante el panorama de un futuro incierto y la amenaza del fantasma del corralito de 2001, muchos argentinos viven atormentados y eso se refleja en nuestras actitudes cotidianas y en las consultas psicológicas
“Desde hace un tiempo las consultas aumentaron. Diría que en un 30%”, aseguró a Hoy Giselle Lucia Bach psicóloga, docente de la Universidad de Buenos Aires. Cuenta que, entre sus pacientes, los que se dedican al comercio son los más afectados. “Me comentan que hay un ‘parate’ general en cuanto a las ventas”. Y esto es lógico ya que ante una amenaza de crisis económica la gente evita hacer gastos innecesarios para contar con dinero efectivo. “También hubo un aumento de las enfermedades relacionadas con la tensión nerviosa desde hace poco más de un mes”, dijo la especialista.
Por su parte, Abel Fainstein, medico psiquiatra y presidente de la Federación Psicoanalítica de América Latina, también advierte lo mismo: “El tema de la crisis está presente desde el conflicto del campo. Desde ese momento he notado un aumento de consultas. Al haber incertidumbre, cambia la psiquis y hay mayor irritabilidad. Se nota en la actitud de las personas”.
Daños colaterales
Bach explicó las distintas consecuencias de vivir en una sociedad que respira crisis y en donde el futuro de sus bienes y sus familias es incierto. Así, encontramos disfunciones del sueño, problemas sexuales, alteraciones del apetito y aumento de irritabilidad, entre otros. “Hay personas que generan un pensamiento circular. No se pueden sacar de la cabeza la preocupación por lo que va a pasar y eso genera mucha tensión. Estamos en una situación seria, en estado de suspensión. Esto desgasta el sistema psicológico, produce agotamiento, estrés, distrés (exageración del estrés), toda una sintomatología física hipertensión, infarto, problemas de piel, oncológicos, etc.) Y por último, depresión”, dijo la especialista.
Ante estos síntomas lo más prudente es consultar al medico de cabecera y tratar de tomarse el tiempo de pensar y organizarse para los días que vendrán con el mayor optimismo posible. Algo difícil pero indispensable en la Argentina de hoy.
Prevención ante todo
¿Es posible manejar la situación sin caer en trastornos psíquicos o físicos? Según el psiquiatra Eduardo Sartino explicó Hoy la clave está en la prevención: “Hablar en familia o con amigos y ver cuál puede ser el mejor antídoto, sin negar ni ocultar la dimensión del sufrimiento. Y sobre todo, recuperar la esperanza y el proyecto. Un medicamento es un veneno dado en dosis terapéuticas. No hay que automedicarse. Cambiemos hábitos por más salud; optemos por caminar diariamente media hora para despejarnos y generar endorfinas, por ejemplo”.
Dormir la mayor cantidad de tiempo posible para recuperar energía, llevar una dieta baja en grasas y en alcohol para evitar la sobrecarga del sistema digestivo, y evaluar los recursos y reflexionar sobre los fantasmas que se crearon en función de la incertidumbre. “Toda crisis tiene ciclos. No hay que desesperarse porque todo tiene su tiempo. Y recordar que siempre que llovió, paró” concluyó el especialista.
Una recompensa injusta
Una humilde familia, recibió ropa donada y encontraron dentro de una bota, 10 mil pesos. Rápidamente rastrearon a la familia, que cuando fue a retirar el dinero, sólo dejaron como recompensa un billete de cien pesos.
El gesto de los beneficiados por la devolución del dinero, de recompensar con apenas un uno por ciento de lo hallado, generó sorpresa en la familia compuesta por dos personas mayores de 50 años y un hijo con parálisis cerebral que se moviliza en silla de ruedas.
Clarisa Lugea, la madre de la familia, remarcó: "Tenemos necesidades pero eso no era nuestro y lo devolvimos. Somos humildes pero trabajadores y sabemos lo que es ganarse la plata trabajando", remarcó. "No sabe la rabia que tengo porque ni siquiera nos llamaron por teléfono para agradecer", resaltó la mujer.