Aunque ya es una tendencia para quien busca reducir unos kilos, un estudio del Instituto del Corazón de Salt Lake City,
Estados Unidos, muestra otras ventajas, como la reparación celular y la renovación de la función metabólica.
El ayuno intermitente puede mejorar la salud y prolongar la longevidad. Los expertos sostienen que los beneficios para la salud del ayuno se producen al hacer que el cuerpo utilice las células grasas para obtener energía. Puede causar también estrés nutricional, que acelera la reparación celular y renueva la función metabólica. Y las personas que ayunan también pueden mejorar su capacidad para controlar su dieta”, enumeran investigadores del Instituto del Corazón de Intermountain (IHHI), en Salt Lake City, Estados Unidos.
Para poder llegar a estas conclusiones, los investigadores diseñaron un ensayo aleatorio en el que personas con riesgo de enfermedades cardiovasculares y metabólicas fueron asignadas al azar a dos ramas de investigación.
Algunos resultados alentadores
Algunos resultados del estudio Wonderful fueron presentados en las sesiones científicas de la Asociación Americana del Corazón (AHA, por sus siglas en inglés). La nueva investigación muestra que el ayuno intermitente aumenta los niveles de galectina-3, una proteína ligada a la respuesta inflamatoria, por lo que practicarlo podría ayudar a combatir la inflamación.
“La inflamación se asocia con un mayor riesgo de desarrollar múltiples enfermedades crónicas, incluidas la diabetes y las enfermedades cardíacas. Nos alienta ver evidencia de que el ayuno intermitente impulsa al cuerpo a combatir la inflamación y reducir esos riesgos”, afirmó Benjamin Horne, investigador principal del estudio y director de Epidemiología Cardiovascular y Genética en el IHHI.
En el marco del estudio fueron examinados 67 pacientes de entre 21 y 70 años que tenían al menos una característica del síndrome metabólico (presión arterial elevada, azúcar en la sangre elevada, exceso de grasa corporal en la cintura y niveles anormales de colesterol) o diabetes tipo 2, pero no estaban tomando medicación.
Los voluntarios fueron asignados a dos grupos en forma aleatoria. A 36 se les prescribió un programa de ayuno intermitente. Durante las primeras cuatro semanas debieron realizar dos veces por semana un ayuno de 24 horas (en días alternos, no consecutivos), solo con agua. En una segunda etapa, solo ayunaron un día a la semana, durante casi seis meses. Los demás participantes (31) no realizaron cambios en su dieta.
Tras 26 semanas, los investigadores midieron la galectina-3 de los participantes y encontraron que era más alta en el grupo de ayuno intermitente. También encontraron tasas más bajas de resistencia a la insulina y síndrome metabólico, en parámetros que los investigadores creen que pueden ser similares a los efectos reportados de los inhibidores de SGLT-2, una clase de medicamentos que se usan para reducir los niveles altos de glucosa en la diabetes tipo 2.