cultura

Entrevista a Alejandro Dolina

El escritor y creador radial ha mostrado una vez más su faceta de autor y de hombre capaz de pisar con solvencia los escenarios.

Interés General

10/12/2025 - 00:00hs

Su programa de radio La venganza será terrible es un clásico de las medianoches desde hace cuarenta años. Pero Alejandro Dolina es también escritor, como lo ha demostrado con dos novelas y varios libros de relato en los que se manifiesta una manera muy personal de indagar los misterios de la vida y contar historias que nos atañen íntimamente. Hace poco tiempo estuvo en nuestra ciudad con La noche extraviada o los libretistas del mundo, una obra de teatro escrita por él, y en la que actúa junto a la poeta y actriz Dora Barengo.

–Los Libretistas del mundo hace pensar en una obra cuyo escenario es el mundo entero, en el que todos los papeles (los pocos protagónicos y los muchísimos extras) están perfectamente guionados. ¿Es así?

–Es así. El andamiaje metafórico de la obra es ese. Es el viejo conflicto de seguir o no los mandatos. El viejo sueño de elegir uno con libertad, un sueño que muchas veces parece que no se cumple. O quizás no se cumple nunca. Hay, además, una continuación de esa metáfora no sólo en la obra sino en el pensamiento general acerca de estos asuntos, conforme al cual la resistencia - es decir, el deseo de los protagonistas, de los seres humanos en general- es buscar rebelarse ante los mandatos. Y, sin embargo, ese deseo de rebelión quizás también es parte del guión.

– Es una paradoja descorazonadora

–Porque obliga a pensar si no será que estos esfuerzos por resistirme a lo que tienen para mí guionado los dueños del mundo sea también parte del guión.

–La noche extraviada, sin embargo, sugiere que los libretistas no controlan todo, que hay cosas que se les pueden extraviar.

– Esa es la esperanza. La obra transcurre en una niebla, además, que es lo que da el dato de La noche extraviada. Una de las propuestas del triste conferencista, que es un poco el protagonista de la obra, es que en realidad el camino para eludir los mandatos es la poesía. Y la poesía señala también casi una necesidad de extravío: el poeta busca a veces el extravío. En vez de buscar caminos señalados navega por senderos que ni siquiera están trazados todavía.

–¿Cómo sintetizaría los asuntos centrales de la obra?

–Diría que hay dos: el primero es que todo lo que hacemos ya otros lo deciden, y el segundo es que la única esperanza que tenemos es el engaño, es el error, es la niebla, es la percepción errónea, perdernos.

–Es extraño que en una época en que los libretistas del mundo le han escrito en sus parlamentos a muchos líderes del mundo la palabra "libertad", vivamos con una capacidad de elegir tan restringida..

– Yo te voy a recordar una frase de un político que ahora se ha retirado y en un momento dijo "Libertad sí o sí". Qué curioso esa forma de pensar. Cuando dice “libertad sí o sí”, justamente está eliminando la posibilidad de elegir. Esto es para revelar cómo incluso un slogan político puede estar completamente equivocado desde lo filosófico, sin que el mismo tipo que lo acuña se de cuenta del disparate que está diciendo.

–Palabras como libertad, anarquía, democracia, se las vació de sentido y se las llenó de un significado que es exactamente el contrario al que de veras significan.

–Ocurre exactamente eso. Lo peor es que nos estamos acostumbrando a esa liviandad en el uso de las palabras, a esa tergiversación del pensamiento y lo tomamos ya como algo usual. Lejos de sorprendernos, rápidamente nos adaptamos a los nuevos significados, a las nuevas circunstancias y seguimos lo más tranquilo. Tales cosas también son inspiradoras de la obra. La obra tiene, por supuesto, un contenido teatral; hay un conferencista al cual se le presentan incluso algunas mujeres y hay pasos de comedia, hay poesía, hay humor, hay algunas canciones y está también el intento teatral de entretenernos, de divertirnos un rato aunque el andamiaje es una pregunta y una inquietud filosófica: ¿somos realmente capitanes de nuestro barco?

– Has escrito novelas, relatos, y el teatro nunca te ha sido del todo ajeno: después de la opereta Lo que me costó el amor de Laura es la segunda obra que escribiste expresamente para teatro, pero el teatro siempre ha estado presente en el formato mismo de tu programa de radio.

– Así es. Yo no he escrito tantas obras de teatro, tengo dos o tres. Pero, sin embargo, la teatralidad ha estado siempre en el programa, en la radio, en la televisión, en alguna miniserie que hemos hecho con Campanella, porque me gusta, es una de mis pasiones; aunque el registro de Argentores es un poco exiguo en cuanto a los obras que estrené. Han sido más afortunadas que numerosas.

Noticias Relacionadas