cultura

Entrevista a Daniel Krupa

Este novelista de Berisso se atrevió a dar el salto del papel a las cámaras y conduce un espacio en el que entrevista a grandes artistas en el puerto de Ensenada.

Es autor de cinco novelas cortas pero certeras, en las que campean el humor y la pincelada precisa. Ahora, Daniel Krupa ha incursionado en el campo audiovisual con La vida breve, entrevistas que recorren la vida de creadores de La Plata, Berisso y Ensenada.

—¿Cuál es el espíritu que anima a La vida breve?

—Generar, producir, dejar un registro audiovisual de los recorridos de quienes han hecho algún tipo de aporte a la vida cultural de la región. Ya hicimos una primera tanda de entrevistas, y el objetivo es volver a grabar entre noviembre y diciembre. Vale señalar que al próximo capítulo, con Carlos Vallina de invitado, lo estrenamos el domingo 15 de octubre en redes sociales, una nota que se suma a las que ya publicamos: las charlas con el poeta Néstor Mux y la fotógrafa Eva Cabrera. A partir de noviembre, La vida breve también formará parte de la programación de TV UNLP, que para nosotros es todo un orgullo, por lo que representa la ­universidad pública y gratuita históricamente, y ahora en un contexto político tan imprevisible.

—¿Cómo nació la idea de hacer el programa?

—La idea me viene visitando desde hace años, te diría, pero sospechaba que era irrealizable, porque el capricho consistía en hacerlo en el puerto, por su valor simbólico y visual (los encuadres que conseguimos en cada jornada de grabación son geniales, tal como imaginábamos). Impulsado por el hastío provocado por la pandemia, tomé coraje y le llevé la idea a Pablo Antonini, director de Radio Estación Sur, que se entusiasmó desde el vamos. Inmediatamente se sumó Adrián Fragatti, que se ocupa, básicamente, de darle la calidad que se ve en cada toma y que es muy superior a lo que imaginamos al principio de todo esto. En la etapa final, nos acercamos al Consorcio Puerto La Plata, que nos abrió las puertas para poder concretar la idea en un lugar tan particular, porque grabar a la intemperie, en un lugar que no está destinado a la producción audiovisual, requiere de toda una logística previa.

—¿Por qué eligieron el puerto como escenario de las entrevistas?

—Es el escenario perfecto para revivir estos recorridos artísticos, teniendo en cuenta que se trata de un punto geográfico en común entre La Plata, Berisso y Ensenada, que sintetiza la identidad de la región. Directa o indirectamente, quienes pasan por el ciclo han tenido o tienen algún vínculo con el puerto, cosa que también justifica el contexto que elegimos para este ciclo.

—¿Con qué criterio se fue armando la selección de los entrevistados?

—Por un lado, la multiplicidad de géneros artísticos, y por el otro, el hecho de tener una obra a recorrer. No es que jamás vayamos a entrevistar a gente de veintipico de años, en algún momento va a pasar, supongo. Pero en este primer tramo vamos a centrarnos en quienes puedan mostrar un recorrido más extenso.

—¿A qué cosas de tu vida está asociado el puerto?

—Soy de Berisso, donde pasé una infancia muy marcada por las escapadas al Delta, a la isla Paulino, Palo Blanco, a Marina del Sur, al monte que estaba, o está, atrás de la Enseñanza Media. Por otro lado, ahora que lo pienso, si hay una persona a la que he idealizado es a mi abuelo paterno, sujeto noble, bondadoso, tierno, que me llevaba a recorrer los rincones del puerto, puntualmente los restos del frigorífico Armour, donde él había trabajado unos treinta años, justo enfrente de donde solemos grabar, una increíble coincidencia que acabo de descubrir a partir de tu pregunta.

—¿Esa atmósfera portuaria, de alguna manera, ha impregnado tu literatura?

—Lo que escribí a la fecha, que tampoco es tanto, debe estar cruzado por todo lo que fui, lo que viví y lo que no, y ese bagaje al mismo tiempo va mutando con el paso de los años. No sé si la cosa portuaria se coló en mi manera de escribir. Quizá sí, haya una cierta leve melancolía por ciertas experiencias imposibles de repetir, por aquello de que uno no se puede bañar dos veces en el mismo río, ¿no? En una canción, Calamaro sugiere que “mirar un puerto es sentirse un barco un poco”.

—¿Estás trabajando en algún otro proyecto?

—Un poco para mi sorpresa, y a favor de mi armonía espiritual, retomé la escritura. Esta vez, con una serie de cuentos. Más allá del destino que puedan tener, volver a la escritura me genera una satisfacción muy íntima, tan íntima, que es intransferible. De alguna manera, me parece, la imposibilidad de desplegar la escritura durante un par de interminables años hizo que llegaran otras inquietudes, como este ciclo de entrevistas.

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