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La cantora de spirituals que revolucionó la televisión argentina

Blackie no solo fue la primera cantante de jazz de nuestro país, sino que además su intervención en los medios audiovisuales resultó de una enorme creatividad.

Cuando esa mujer joven, morocha, delgada, de ojos muy grandes, subió al escenario del Teatro Maipo y comenzó a cantar temas del repertorio del jazz negro, nadie dudaba de que iba a ser cantante. Su nombre era Paloma Efrón, pero había elegido un seudónimo: Blackie. Subió al escenario vestida por Paco Jamandreu, quien había sido el modisto personal de Eva Perón. La acompañaba un cuarteto de cuerdas. Por su voz pasaban clásicos como Heaven, heaven, Summertime o Water boy. Luego de esa noche consagratoria, nadie dudaba que su futuro iba a ser el de cantante, pero Blackie decidió dar un golpe de timón a su vida y se dedicó a revolucionar la televisión argentina.

Había nacido en Entre Ríos, hija de un inspector de escuelas y una bibliotecaria. Tenía cinco años cuando se mudaron a Buenos Aires. Tenía una gran facilidad para los idiomas, y como debía pasar mucho tiempo en la casa para cuidar a su madre enferma, aprendió de manera autodidacta a dominar el inglés, el francés, el italiano, el portugués, el alemán y el idish.

Blackie dio sus primeros pasos en el mundo del espectáculo en 1937, a través de un concurso que se hizo en la entonces Radio Stentor. Era la aficionada número sesenta. Tenía 17 años, era un manojo de ilusiones. Por entonces, empezó a trabajar en el Instituto Cultural Argentino Norteamericano donde descubrió, revisando viejos papeles, un álbum llamado Black spirituals. Fue un golpe que hizo estallar toda su cristalería interior. Estudió piano, y armo un grupo para que lo acompañara que se llamó Los dados negros. Debutó en un espectáculo compartido con una cantante de folklore, Ana Serrano Redonet. En una de las funciones estuvieron entre el público uno de los principales pianistas y compositores de la época, Carlos López Buchardo, y el director del Teatro Colón, Cirilo Grassi Díaz, quien le ofreció cantar en el principal escenario de Buenos Aires en la única temporada de bailes de carnaval que se hicieron allí. Blackie lo recordaba así: “En el escenario había una tarima con Julio de Caro dirigiendo a 50 músicos, y en el otro, yo, con una orquesta con otros 50. Me hice diseñar una falda negra y una chaqueta de satén blanco. Se apagaron las luces y me mandaban un foco mientras cantaba. Fue el momento del nacimiento del jazz negro en Argentina”.

Entendió que para cantar bien el jazz era necesario conocer el lugar en el que había nacido esa música, y convivir con quienes la producen. Su padre le había dicho: “Usted es una mistificadora, canta la música de un pueblo que no conoce. Vaya y vea por usted misma”. Vivió durante cuatro años en los Estados Unidos, estudió literatura negra con Langston Hughes, canto negro con Rosamond Johnson, economía política con Max Tergan y antropología en la Universidad de Columbia. Compartió algunos momentos con Albert Einstein y Eleanor Roosevelt. Y vio en vivo a Duke Ellinton, Count Basie y Louis Armstrong.

Cuando la suerte como cantora parecía echada, le propusieron actuar en televisión. Debutó en el programa Tropicana con un fox Tenías que ser tú. Le pagaron 500 pesos. Una semana después, la llamaron para otra actuación y le pagaron el doble. Le gustó tanto el medio televisivo que se hizo productora y directora de canal 7. La amplitud de sus inquietudes la llevó a hacer el primer programa político radial de Argentina: Derecho a réplica. De su inspiración nacieron algunos ciclos que hicieron historia: Volver a vivir, Cita con la estrella, Titanes en el Ring y Festivales. Impulsó la carrera de figuras como Tato Bores, Maria Hermina Avellaneda, Marikena Monti y Roberto Galán. Su figura fue creciendo tanto en la pantalla, que la cantante, desapercibidamente, se fue alejando lenta y definitivamente, perdiéndose en las brumas de la memoria.

Paloma Efrón había nacido un 6 de diciembre y ese día, cada año, en su honor, se celebra en Argentina el Día nacional del productor de radio y televisión. Y es que Blackie no solo fue la primera cantante profesional de jazz en nuestro país, sino que fue además una de las primeras damas –en todo el sentido de la expresión– de la televisión argentina.

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