La Chicharra: 13 años de lectura junto a los más chicos
Desde el corazón del barrio Meridiano V, esta biblioteca se transformó en un punto de encuentro cultural de la ciudad. “La biblioteca puede ser insumo de ideas”, afirmó una referente del espacio.
Fundada oficialmente el 27 de septiembre de 2009, La Biblioteca Popular La Chicharra se ha convertido en uno de los espacios culturales más relevantes del barrio Meridiano V. Su equipo no solo armó una gran colección de literatura infantil y juvenil de alcance popular, sino que también viene ofreciendo talleres de lectura, muestras temáticas de libros, performances en distintos ámbitos de la ciudad, reivindicación de autores y una práctica semanal de trabajo en la comunidad, tanto en la escuela como en la experiencia del llamado vagonbulanterobibliofabulero.
“La biblioteca como lugar de microhistorias”, dijo Gabriela Pesclevi, una de sus referentes. “La biblioteca como zona de alojamiento. La biblioteca como terreno vivo, provisorio, abierto, sentido. La biblioteca que pueda ser insumo de ideas, reciprocidad de manijeo múltiple, cotillón, tránsito, horizonte de conversaciones”, agregó.
Instalada en el seno del galpón de encomiendas y equipajes del grupo La Grieta, La Chicharra tuvo su primer impulso en el marco de la muestra “Libros que Muerden”, realizada a treinta años del golpe. Más tarde, con el trabajo territorial con la escuela, el parque del barrio y la llegada del vagón colero en el año 2009, terminaron por impulsar la fundación. Su objetivo central, desde el vamos, fue expandir “el trabajo que se venía desarrollando con diversas poblaciones en función de la promoción de la lectura y el derecho a la misma”.
La biblioteca aloja libros vinculados a las artes visuales, pero también narrativa juvenil universal, poesía; con un interés en aquellos de editoriales que han contribuido y favorecido a la difusión de libros de literatura en Argentina en los años sesenta y setenta. “Una de las fortalezas de los primeros tiempos que se mantiene hasta este momento es el trabajo en la continuidad con las escuelas que quedan ubicadas justo enfrente de la biblioteca”, dijo Pesclevi. “Y otra noción que se ponderó en el inicio, es la práctica de un nomadismo con el que portar la biblioteca a modo de valija por distintos sitios de la ciudad, de la provincia y del resto de las provincias”.
En el año 2012, La Chicharra comenzó a recibir un recurso de apoyo a través del Municipio. En mayo del 2015 se conquistó el subsidio destinado a Bibliotecas de la Provincia de Buenos Aires. Y finalmente, en el año 2020 consiguieron el aporte de Conabip. En ese marco estructural, La Chicharra cuenta con un espacio con el nombre de Unidad Básica de Lectura, en la que se abordan obras de diversos escritores. También, un lugar de formación entre docentes y para docentes, bibliotecarios y mediadores de lectura en términos bien amplios; así como vitrinas de divulgación de obras y temáticas (una fija y otra rodante), un equipo de catalogación y un área de ediciones. “Este momento es un momento de muchísima necesidad, y por lo tanto los encuentros han sido de gran oxígeno para dar lugar a imaginerías varias”, resaltó Pesclevi. “Todo en revisión. Todo en construcción. Todo el caudal aprendido también desacoplándolo un poco para dejar que la frescura sea un acontecimiento posible. Pensar posibilidades inéditas”.