Josefa Speratti fue una patriota paraguaya que tuvo una participación decisiva en la liberación de su patria.
Hija de don Pablo Speratti y Juana Uriburu, Josefa nació en 1794 y llegaría a relacionarse con el corazón de la revolución a partir de su hermana María del Carmen, casada con uno de los hijos de la casa Martínez Saenz. Allí conocería a Fulgencio Yegros, con quien contrajo matrimonio en noviembre de 1811, meses después de la revolución. Más allá de su presencia en lugares clave de reunión, la participación de Josefa en el proceso de independencia quedaría plasmada en una carta.
Luego de los sucesos de mayo de 1811, el Fuerte Borbón fue ocupado por fuerzas portuguesas en el Alto Paraguay. Ante esa amenaza, la Junta convocó al cabildo y a los vecinos para solicitar colaboración en metales para financiar una expedición al fuerte. En agosto de 1812, Josefa le envió una carta al vocal de la Junta, Pedro Juan Caballero, en calidad de esposa de Yegros, afirmando entre otras cosas: “Defender a la Patria es tan natural a la Criatura como el deseo de su existencia: el hombre libre no nació por si solo sino para su Patria; el buen patriota desea momentos para desplegar la energía que abriga su corazón: estos obligantes preceptos , que la naturaleza ha sellado en los verdaderos amantes de la Patria, es de primera necesidad significarlos en los apuros de esta dulce Madre”.
La acción de enviar una carta a su nombre, con contenido político relevante que demostraba el conocimiento de los sucesos y una toma de posición en torno a los derechos soberanos del Paraguay, era novedosa para la época y se trata del único documento escrito del período atribuido a una mujer con el que se cuenta en la actualidad. El conflicto político aparece como una metáfora corporal, femenina y moralizante: “El gobierno para mirar el honor y decoro de la Patria – escribió Josefa-, que se hallaba timada con desagradables insultos, determinó sacar de la oprobiosa mancha, mandando una valerosa y fuerte expedición para desalojar de nuestro Presidio de Borbón a los que lo tomaron quebrantando el derecho de las gentes”. También expresaba que, de habérselo permitido las leyes, se hubiera unido como soldado a la expedición para recuperar el fuerte ante la amenaza extranjera portuguesa.
Se la conocía como “La novia de la independencia”, por sus amores con Yegros. Este había combatido en Paraguarí, donde fue ascendido a teniente coronel y se había destacado también en la batalla de Tacuarí. El 17 de mayo de 1811, después de la gesta del 14 y 15 de mayo, llegó a Asunción, donde llegó después de tres días de marcha, “matando caballos”, siendo recibido con fiesta popular.
Fulgencio Yegros fue elegido presidente de la Junta Gubernativa del Paraguay, inaugurada el 17 de junio de 1811.El congreso de octubre de 1813 lo nombró cónsul de la República, junto con el doctor Gaspar de Francia. En 1814 se retiró a su estancia, donde permaneció hasta 1820, y donde fueron naciendo sus hijos. Ese año nació Josefa Gregoria; en 1816 Anunciación Josefa; en 1818 José Rómulo y en 1820 Ángel Ignacio. Tras su muerte, su esposa Josefa Facunda se refugió con sus hijos en la estancia de Quyquyho. Allí permaneció sin hacerse notar, defendiendo la propiedad de los Yegros.
La escritora Milda Rivarola, quien vive en Quyquyho, investigó acerca de la vida de Josefa Speratti, la viuda de Fulgencio Yegros. En ese sentido, asegura que fue una mujer adelantada a su tiempo, hija de un migrante italiano que escribía y leía, lo que no todas las mujeres hacían y, además, opinaba sobre política. Es calificada como prócer por su papel como compañera de Juana de Lara en la difícil tarea de enlace entre los patriotas.