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culturaLa mirada del sociólogo Juan Gabriel Tokatlian sobre las consecuencias mundiales del estallido de la Covid-19.
04/12/2020 - 00:00hs
El reconocido sociólogo y actual vicerrector de la Universidad Torcuato Di Tella, Juan Gabriel Tokatlian, es una de las voces más reconocidas en el ámbito de las relaciones internacionales. A poco de finalizar este año signado por la Covid-19, el académico conversó con el diario Hoy sobre el antes, el durante y el después de la irrupción del virus en el mundo.
—¿Cómo estaba el mundo antes de la pandemia?
—El sistema global se encontraba sobrecargado con un exceso de contradicciones, presiones y dilemas que podían provocar un gran quiebre. En términos de la política mundial, el auge de una globalización dominada por la financiarización, es decir, la preeminencia de intereses financieros, aceleró el desmantelamiento del Estado de bienestar y amplió la desigualdad económica, social y política.
—¿Podría haber sido previsto esto?
—Esta pandemia no constituyó la irrupción de un “cisne negro”. No lo fue, ya que en 2008, por ejemplo, el informe de la Oficina del Consejo de Inteligencia Nacional de Estados Unidos advirtió sobre la “potencial aparición de una pandemia global” si no se adoptaban las medidas adecuadas. Y, en septiembre de 2019, se publicó un informe que presentó un diagnóstico inequívoco: “Nos enfrentamos a la amenaza muy real de una pandemia fulminante, sumamente mortífera, provocada por un patógeno respiratorio que podría matar de 50 a 80 millones de personas y liquidar casi el 5% de la economía mundial”.
—La pandemia hizo regresar al Estado en distintos países.
—Ante el coronavirus se vieron tres tipos de respuestas. Por un lado, las naciones que buscaron suprimir la expansión del virus con cuarentenas masivas inmediatas y testeo riguroso de la población. Por el otro, las que buscaron mitigar el avance del virus y que impulsaron iniciativas con respecto al distanciamiento social. Y, por último, las naciones que negaron la existencia misma de la pandemia.
—¿Qué futuro puede avizorarse?
—Si se considera el corto plazo, no habrá un viraje rotundo, por la ausencia de liderazgos políticos audaces e instituciones mundiales capaces de emprender un gran acuerdo progresista. Sí es esperable una seria depresión económica, un extendido hartazgo ciudadano y una elevación de la fricción geopolítica en puntos calientes del planeta.
—¿Cuáles son los probables cursos de acción que pueden imaginarse?
—En lo inmediato, es improbable que se produzcan transformaciones radicales. Para imaginar un sendero alternativo se deberían sentar las bases para una amplia coalición de vulnerables que enarbolen un modelo político, social, económico y ambiental sustantivamente distinto al vigente.
—¿Qué lecciones deja la pandemia?
—El hombre, atrapado entre la búsqueda de seguridad y la certeza de su finitud, perplejo entre la necesidad y la esperanza, ¿podrá atisbar un horizonte que pueda sintetizar lo individual y lo colectivo?