cultura
La poeta inglesa emblema de la lucha contra la esclavitud
Elizabeth Barrett Browning no solo fue una de las grandes voces de la poesía británica, sino que también, aun contra los intereses familiares, fue una consecuente abolicionista.
Se dio a conocer a los 14 años con La batalla de Maratón, a la que siguieron otros poemas. Se casó secretamente en 1846 con el poeta Robert Browning, seis años más joven que ella y ya muy conocido; se afincaron en Italia, donde Elizabeth Barrett compuso sus principales obras, entre ellas Secretos de la portuguesa y Aurora Leight (donde refleja la muerte trágica de su madre cuando ella tenía 22 años).
Nacida el 6 de marzo de 1806 en Durhan, su padre, Edward Moulton-Barrett, había conseguido la mayor parte de su considerable fortuna en las plantaciones de azúcar en Jamaica, y en 1809 adquirió Hope End, una finca de 500 acres cerca de Malvern Hills. Elizabeth vivió una infancia privilegiada, cabalgando su poni por los alrededores y visitando a otras familias del vecindario, organizando obras teatrales familiares con sus once hermanos.
Se convirtió en una de las poetas más representativas de la lírica inglesa en la época victoriana. En uno de sus poemas más célebres escribió: “De mi cabello nunca di un rizo a ningún hombre,/amado mío, salvo el que te ofrezco ahora/y, pensativamente, en toda su largura/sombría, voy ciñendo en torno de mis dedos”. Antes de los diez años ya había leído numerosas obras de William Shakespeare y sobre la historia de Inglaterra, Grecia y Roma. Tenía una seria vocación autodidacta; en su adolescencia leyó a los principales autores griegos y latinos y podía hablar con gran autoridad sobre el Infierno de Dante. Su voraz ambición de conocimiento la llevó a aprender hebreo para poder leer el Antiguo Testamento de principio a fin. El placer de las obras y la materia temática de Paine, Voltaire, Rousseau y Wollstonecraft se expresó, más tarde, en su interés por los derechos humanos en sus cartas y poemas.
A partir de 1822, el interés de Elizabeth Barrett se centró cada vez más en lo literario. Las pérdidas financieras del señor Barrett le forzaron a vender la mayoría de sus propiedades, y aunque sin llegar a la pobreza, la familia se mudó tres veces entre 1832 y 1837, estableciéndose en el 50 de la calle Wimpole en Londres. En 1838 aparecieron El serafín y otros poemas, el primer volumen de la poesía madura de Elizabeth que vio la luz bajo su propio nombre. Su salud la obligó ese mismo año a mudarse a Torquay en la costa de Devonshire. Edward, su hermano favorito, se fue con ella.
Cuando regresó a la calle Wimpole se volvió una inválida ermitaña, pasando prácticamente los siguientes cinco años encerrada en su habitación y viendo solo a una o dos personas, además de a su familia inmediata. Una de aquellas personas cuya cercanía aceptaba, era John Kenyon, un hombre rico y simpático, amigo de las artes. La colección de poemas que publicó Elizabeth Barrett en 1844 la convirtieron en una de las escritoras más populares, y llevaron a Robert Browning a que la escribiera señalándola como una de las grandes voces de la poesía inglesa. El tratamiento de las injusticias sociales (el comercio de esclavos, la opresión de los austriacos hacia los italianos, el trabajo de los niños en minas y fábricas, las restricciones impuestas a la mujer) quedan de manifiesto en muchos de sus poemas.
Kenyon organizó la visita de Browning en mayo de 1845, y desde entonces, comenzó uno de los noviazgos más famosos de la literatura. Seis años mayor que él e inválida, Elizabeth no pudo ni imaginar que él la quisiese todo lo que decía hacerlo, y sus dudas las recogen los Sonetos de la portuguesa, que escribió en los siguientes dos años. En 1846, partieron hacia Italia.
El señor Barrett la desheredó (como hizo con los hijos que se casaban sin su consentimiento). Pero el verdadero encono del padre contra Elizabeth era la elocuencia y valentía con que ella se pronunció contra la abolición de la esclavitud, lo que a su padre –propietario de varios esclavos- le costó importantes pérdidas económicas.
En 1849 tuvieron un hijo, Robert Wiedeman Barrett Browning. A pesar de las innumerables especulaciones, nunca estuvo claro el tipo de enfermedad que sufría Elizabeth. Lo cierto es que las recetas de opio probablemente hayan empeorado su situación. Murió el 29 de junio de 1861.