Ariel Ramírez, un pianista popular
Es autor de algunas de las canciones de nuestro folklore que han dado más vueltas por el mundo y de La misa criolla, considerada una de las obras mayores de la música argentina.
CulturaSe publicó entre 1974 y 1996, alcanzando los 235 números. Fue una de las grandes difusoras de cómics en el país.
19/06/2024 - 00:00hs
El 5 de julio de 1974 apareció el primer número de la revista Skorpio, subtitulada El mundo de la gran historieta. Se eslabonó a una larga cadena de revistas de historietas publicada en nuestro país, entre las cuales debe nombrarse a Patoruzú, Misterix, El Toni, Frontera y Hora Cero.
La revista recogía a la vez historietas unitarias y series; muchas de ellas tuvieron gran repercusión. El plantel de colaboradores que logró reunir fue un verdadero seleccionado: Hugo Pratt, Héctor Oesterheld, Francisco Solano López y Guillermo Saccomanno, entre otros.
Hugo Pratt tenía 57 años cuando comenzó a colaborar en la revista. Había nacido en una aldea cercana a Rímini en 1927. A los 14 años fue prisionero en un campo de concentración durante la Segunda Guerra Mundial. La Cruz Roja lo devolvió a Italia en 1943. Con uno de los guionistas de Misterix creó una revista donde fue dibujante: As de espadas. Buenos Aires fue el primer lugar que se interesó por sus trabajos. Por esa razón se mudó a esta localidad en 1949, donde hizo amistad con Héctor G.
Oesterheld, con quien colaboraría dibujando en las historietas Sargento Kirk, Ticonderoga y Ernie Pike. Las tres fueron publicadas en Skorpio.
La obra maestra de Hugo Pratt, sin duda, fue Corto Maltés, un marinero nacido en Malta, que corre aventuras en escenarios exóticos: Port Said, el Orinoco, las Antillas y los archipiélagos de Oceanía. Enviaba la historieta desde Italia. La primera de la saga fue El secreto de Tristán Bantám, ambientada en Paramaribo (Guayana holandesa).
Héctor Germán Oesterheld, “el mejor escritor de aventuras que tuvo nuestro país” –tal como lo llamó el actual director de la Biblioteca Nacional, Juan Sasturain–, había fundado en 1956 junto a su hermano la Editorial Frontera, donde se publicaron las mayores historietas de la época. Al año siguiente, editó El eternauta, cuya segunda parte se publicaría en 1976, época en la que colaboraba con Skorpio. Fue secuestrado en la jornada del 27 de abril de 1977. Una de sus últimas historietas publicadas en la revista llevaba un título muy ilustrativo de la época: Cámara de tortura.
Francisco Solano López fue otro de los nombres que destelló en la revista, y que alcanzó su más alto nivel de inspiración trabajando en dupla con Héctor Oesterheld, en esta revista que merece el recuerdo de todos los amantes de la historieta.