cultura

La tarea de crear memoria

Georgi Gospodinov es el escritor búlgaro más popular, tiene 56 años, y está convencido de que el recuerdo personal y colectivo son fundamentales para construir el futuro.

Por ser el nieto mayor, llevaba el nombre de su abuelo y, según sus tías, era la viva imagen de él cuando era niño. Georgi Gospodinov se crió en la Bulgaria socialista y su abuelo recitaba, invariablemente, antes de cada comida, unas palabras sueltas en húngaro, que el nieto atesoraba como si fuesen piezas de plata. Nadie en la familia sabía húngaro, pero el pequeño Georgi las grabó en su mente como solo se graban ciertas cosas de la infancia. “Hola, pan, vino, gracias, belleza, buen viaje”, es una oración laica esculpida a fuego en su memoria. Su abuelo las había aprendido cuando peleó en la Segunda Guerra Mundial, pero nunca habló de esa experiencia porque sus recuerdos sólo eran traumáticos.

Gospodinov sostiene que un verdadero escritor es aquel que no tiene miedo a hablar de las debilidades de la persona. En ese sentido, la literatura europea es la que narra historias de los que pierden, de los que sufren, y la literatura europea puede hablar de tristeza. “No es necesario que todo sean cantos épicos a la fortaleza. El escritor europeo es, por supuesto, Kafka; y Thomas Mann, claro. Cuando escribí Las tempestálidas pensaba en Thomas Mann, Proust y Kundera, escritores muy importantes para mí”, remarcó en una entrevista.

Nacido en 1968 en la ciudad de Yambol, en el sureste de Bulgaria, Gospodinov afirma que la gente que ha vivido el comunismo, como él, “tiene más experiencia para reconocer el peligro... de las abstracciones populistas”, porque ya ha vivido en un futuro prometido. En ese sentido, aprovecha cada oportunidad frente a un micrófono para instar a “trabajar todos los días con la memoria” para que la gente recuerde que la paz no puede darse por sentada.

A propósito de Las tempestálidas, una novela sobre la relación entre la memoria íntima y la memoria colectiva, sobre cómo de la negociación entre ambas surge el pasado común, el autor sostiene: “ Alguien dijo que las sociedades se forman no solo en base a lo que recuerdan sino también en base a lo que olvidan. Sociedades diferentes han llegado a un acuerdo sobre qué cosas olvidar y eso es muy importante; no solo recordar sino la forma en la que recordamos, porque los populistas también nos venden memoria. Ahora mismo vemos algo parecido a vendedores en negro, son como traficantes de pasado. Los nacionalpopulistas son traficantes de pasado que venden el pasado como si fuese una droga, pero su droga es falsa y peligrosa. Es muy importante tener un pensamiento crítico sobre el pasado y ese es el problema. Ahora mismo vivimos en una especie de vacío, de laguna de la memoria. La generación que recordaba la Segunda Guerra Mundial, que recordaba la guerra en primera persona, se está yendo. Nosotros tenemos que hacer llegar la memoria de la guerra, pero la memoria viva ya no existe”.

Gospodinov no proviene de un imperio ni de un país grande: ha vivido con sus padres en pisos de alquiler y desde joven conoció personas que no tuvieron la posibilidad de narrar su propia historia. A contramarcha de aquella máxima de que la historia la escriben los vencedores, Gospodinov cree que las historias reales las narran los vencidos, ante todo, porque él se encuentra del lado de los vencidos.

En 2023, su novela “ Time Shelter” ganó el Booker Prize Internacional, convirtiéndose en la primera obra en lengua búlgara en recibir esta distinción. Cuando le preguntaron por sus libros favoritos, uno de los que mencionó fue Ficciones de Jorge Luis Borges. “Con Funes, el memorioso de Borges se obtiene el infierno privado de la memoria, aunque yo siempre soñé con tener esa supermemoria para todas las cosas perecederas, una memoria de nubes y perros a las tres de la tarde”.

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