Las fuertes lluvias tras la sequía podrían generar inundaciones

Tras la falta de agua provocada por el fenómeno de La Niña, los pronósticos con precipitaciones demasiado abundantes ponen en estado de alarma a los especialistas. Según explican, ahora hace falta menos exceso hídrico que antes para inundarnos.

El fin de semana pasado se registraron lluvias y tormentas en muchas de las zonas afectadas por la sequía. De acuerdo a la información ofrecida por el Servicio Meteorológico Nacional, también hay alerta amarilla para las próximas horas en una gran franja de la provincia de Buenos Aires, que incluye la Costa Atlántica, el centro y el noroeste. Las tormentas estarán acompañadas de intensas ráfagas, ocasional caída de granizo, fuerte actividad eléctrica y abundante caída de agua en cortos períodos. De acuerdo a algunos especialistas, el exceso hídrico después de la temporada de sequía genera una nueva alarma.

Las zonas afectadas cubren desde el Partido de la Costa hasta Coronel Dorrego, y localidades como Azul, Rauch, Tapalqué, la zona baja de Benito Juárez, Tandil, Bolívar y Pehuajó. Entre las recomendaciones del caso, el organismo meteorológico pidió a los habitantes no sacar la basura, evitar actividades al aire libre, no refugiarse cerca de árboles y postes de electricidad; no permanecer en playas, ríos, lagunas o piletas para minimizar el riesgo de ser alcanzado por un rayo; mantenerse alejado de artefactos eléctricos y evitar el uso de teléfonos con cable.

Según el Servicio Meteorológico Nacional (SMN), las tormentas pueden estar acompañadas de intensas ráfagas, ocasional caída de granizo, fuerte actividad eléctrica y abundante caída de agua en cortos períodos. “Ahora hace falta menos exceso hídrico que antes para inundarnos, incluso luego de pasar por una sequía”, señala Esteban Jobbágy, investigador del Conicet en estudios ambientales. “Nuestra vegetación cultivada no es tan efectiva secando en profundidad, y con menos lluvias que en el pasado el terreno puede inundarse”.

Si bien a medida que avanzaron las sequías los niveles de las napas freáticas fueron bajando, los especialistas explican que no lo hicieron lo suficiente. “Lo notable es que se frenan aproximadamente a los tres metros de profundidad y a partir de ahí el descenso se hace muy lento”, dice Jobbágy. “Aún en una sequía como esta no logramos secar el territorio como hace 30 o 40 años atrás con otro tipo de vegetación. La razón es que las raíces de los cultivos como la soja o el maíz no pueden hacer uso del agua a mayor profundidad. No ocurre lo mismo con la alfalfa ni con los árboles de especies nativas. Ante esto, el ingeniero agrónomo propone sumar a los cultivos una fracción del paisaje con plantas que tengan raíces más profundas para evitar que “las napas saladas lleguen a la superficie y dañan el suelo y los cultivos”.

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