Diario Hoy dialogó con el biólogo del Conicet, Ignacio Roesler, uno de los ganadores de los “Óscar verdes” por su trabajo de conservación con esta especie endémica del país.
17/05/2021 - 00:00hs
El miércoles pasado, Ignacio Roesler, biólogo del Conicet y coordinador del Programa Patagonia de la ONG Aves Argentinas, fue elegido como uno de los ganadores de los Premios Whitley, más conocidos como los “Óscar verdes”. La distinción se debió a su trabajo de conservación del macá tobiano, una especie endémica del país que se encuentra en peligro de extinción.
En diálogo con diario Hoy, el investigador nacido en La Plata destacó: “Este reconocimiento nos va a garantizar un par de años más de trabajo y eso, en conservación, es fundamental. Además de este beneficio, los Premios Whitley al ser denominados los Óscar verdes tienen una masividad muy grande; y en conservación, tener visibilidad es muy importante para poder llegar de otra manera a conversar con las autoridades, con los técnicos y las agencias de Estado. Lo mismo con el sector privado.
Si bien el premio está identificado en una persona, esta premiación sirve para visibilizar al macá tobiano y ahí tenemos mucho que ganar”.
El Proyecto Macá Tobiano y el Programa Patagonia comenzaron hace unos 11 años. En ese entonces, las ONG Aves Argentinas y Ambiente sur iniciaron una campaña para entender qué estaba sucediendo con este ave acuática.
“El macá tobiano es muy especial de los sistemas acuáticos. No puede andar en la tierra, solamente vive en el agua y deja las lagunas únicamente cuando vuela para ir a otro sistema acuático. En 2009-2010, nos encontramos con una situación mucho más crítica de lo que estábamos imaginando. Tiempo después supimos que la población se había reducido un 80% en 20 años y nadie entendía qué estaba pasando”, explica Roesler.
Rápidamente, el equipo lanzó el Programa Patagonia para investigar los motivos que habían llevado a que la población de macá se redujera a menos de 800 ejemplares y, en un plazo de dos años, ya habían dispuesto medidas de conservación y control de especies invasoras.
“El mayor logro fue frenar la reducción poblacional. Incluso, en algunos años la población creció”, agrega el biólogo. Para ello, el equipo se propuso frenar al visón americano, la principal amenaza del macá tobiano. El problema con esta especie invasora es que ataca a los adultos reproductores. De hecho, los investigadores registraron el caso de un visón que, en una sola noche, mató 33 macaes. “Eso es básicamente el 3% de la población global”, advierte Roesler.
Ahora, la estrategia es generar más herramientas para que el número de individuos crezca a otro ritmo. “Para eso, estamos trabajando en la restauración de ambientes y en la creación de plataformas flotantes para que los macá nidifiquen. Además, tenemos un programa de recría in situ: sacamos los huevos abandonados y los criamos en incubadoras”, concluyó el biólogo licenciado en la Universidad Nacional de La Plata.
Un símbolo social de la Patagonia
El macá tobiano es un ave bastante especial, con una belleza muy particular. Cuando el mundo se enteró de que quedaban menos de 800 ejemplares, el Programa Patagonia recibió la atención extranjera. Con esa visibilidad lograron aportes económicos que permitieron el desarrollo del proyecto.
Hoy en día, el macá es un símbolo social de Santa Cruz. “La gente lo reconoce, lo quiere y lo identifica como un valor de conservación”, explica Roesler a diario Hoy. “Por eso perder una especie en ese contexto es un golpe a un montón de otros intereses”, agrega el biólogo.
Asimismo, cabe destacar que el carisma y las particularidades del macá tobiano son un gran atractivo para personas de diferentes partes del mundo. “Aunque parezca mentira, el macá tiene una importancia económica muy grande, ya que gente de otros países, principalmente ingleses y norteamericanos, pagan bastante dinero para ir a Santa Cruz a ver esta especie. Contratan excursiones enteras solo para ver al macá”, sostiene el investigador.