Bandoneón y veredas rotas
Melodía de un reclamo en la ciudad
Un histórico vecino de La Plata, que fue distinguido en su momento por arreglar y fabricar bandoneones, quedó prácticamente atrapado en su casa de San Carlos tras una reparación inconclusa de ABSA sobre la vereda de 136 bis.
Juan Pablo Fredes nació en 1939. De chiquito le gustaba la música y cumplió el sueño de empezar a tocar el bandoneón.
Con el paso de los años, el hombre se recibió de Contador y se estableció en la ciudad y formó una familia. Hoy es un vecino más de la zona del barrio San Carlos que sufre la impericia de la empresa Aguas Bonaerenses en la distribución y el servicio del agua en La Plata.
Jubilado de 81 años, Fredes viajó hace un tiempo a Alemania para reunirse con aficionados al bandoneón; desde su casa de San Carlos suele fabricarlos para clientes que tiene distribuidos en distintas partes del mundo, como China.
Para muchos, este vecino es considerado una pequeña parte de la cultura platense por su oficio de reparador de estos instrumentos, que llenaron de música y alegría los hogares de muchas familias hace más de 50 años.
El hombre reclamó por una pérdida de agua en 136 bis entre 43 y 44. Después de tres meses, esta semana se presentó una cuadrilla de ABSA en el lugar. Fretes no estaba. Se había tenido que trasladar a City Bell para hacer una diligencia personal.
Al volver a su casa, cerca del mediodía, este respetado jubilado del barrio San Carlos se encontró con la desagradable sorpresa de que no podía entrar con la camioneta que utiliza como transporte, ya que casi la mitad de la vereda estaba rota luego del trabajo de ABSA.
En este lugar, concretamente, se logró reparar el caño que provocaba la pérdida de agua que les ocasionaba baja presión a todos los vecinos de la cuadra, pero para hacerlo se tuvo que romper la mitad de la acera.
“No pude entrar. Tuve que hacer unas maniobras bárbaras. Ellos vinieron cuando yo no estaba. Para arreglar la pérdida me rompieron toda la vereda y se fueron sin que hayan tenido contacto conmigo. ¿Yo tengo que hacerme cargo de arreglar la vereda que rompieron?”, se preguntó indignado el jubilado de 81 años que vive a metros de la avenida 44.
“Tuve que pagar 25.000 pesos una cubierta nueva porque se me rompió al intentar sacar la camioneta. Volví a hacer el reclamo de forma insistente, pero todavía no han venido”, expresó el vecino, quien dividió gran parte de su vida al oficio de bandoneonista, contador público y padre de familia.
Pese a haber recibido la primera dosis de la vacuna rusa, Fredes no sale a la calle muy asiduamente. Pero sí, en ocasiones se moviliza hacia Villa Elisa con una Citroneta, que es su sello distintivo y que ha sufrido la rotura de un neumático por el pozo que dejó ABSA en su casa.
Ahora sigue esperando que le arreglen la vereda o que le paguen la rueda.