Masiva muerte de pingüinos en Sudáfrica
El pingüino africano está catalogado como en peligro crítico de extinción.
cienciaLos vecinos de 67 y 18 cortaron la calle para celebrar los 75 años ininterrumpidos de un negocio de barrio que abrió sus puertas en 1950 y que arrastra dos generaciones de la familia.
07/12/2025 - 00:00hs
En tiempos donde mantener un comercio es cada vez más difícil por los impuestos, las importaciones y la competencia virtual que la globalización metió de prepo hace más de 20 años, la historia de dos hermanos de La Plata conmovió a un grupo de vecinos de 18 y 67.
Juan Carlos y Jorge Acastello celebraron el último viernes los 75 años de un comercio familiar que abrió sus puertas el 30 de noviembre de 1950 y nunca más cerró.
El papá de los dos hermanos, junto a un tío de Juan y de Jorge, era maestro mayor de obras y decidió ponerse una ferretería para vender materiales el 30 de noviembre de 1950 en 18 y 67.
Con el paso del tiempo se separaron y el papá de los actuales dueños se quedó con el comercio.
“Con el paso de los años mi papá se fue quedando sordo y me empezó a necesitar y ahí empecé a ayudar. Yo no era muy buen alumno en la escuela y empecé a trabajar y a los 14 (en 1961) ya me quedé efectivo”.
Con el paso de los años se sumó su hermano Jorge, quien siguió los pasos de la familia y se sumó al comercio.
Entre los dos muestran orgullosos facturas que se emitieron en el año 1967 y que se guardan como recuerdo del lugar, que va a camino a ser un museo de los locales comerciales que tiene La Plata.
“Por acá hay restos de un tipo que por suerte no nos pegó”, comentó Juan Carlos ante la visita del diario Hoy en alusión a uno de los tres grandes robos que sufrieron durante 75 años.
“Por suerte nunca nos pasó nada y la gente nos quiere”.
El viernes a la noche, casi de forma espontánea, los vecinos cortaron la calle y decidieron armar una fiesta que incluyó barra de tragos, micrófonos para un breve discurso, y sobre todo, englobó el cariño y el amor de las nuevas y viejas generaciones de personas que viven en esta zona de la ciudad y que reconocen en la familia Acastello a la cultura del trabajo que se mantuvo durante tantas décadas, con pandemia, crisis del 2001 y gobiernos democráticos o dictatoriales con las puertas abiertas.