Fue uno de los mayores escritores norteamericanos.
Al poco tiempo de que el inconfundible escritor Mark Twain se sentara en el tren, entró el inspector a pedir a los pasajeros su billete.
Twain comenzó a buscar y rebuscar en todos los bolsillos de su traje. Se removía inquieto en su asiento. Cuando el revisor llegó a él y lo vio tan inquieto, quiso calmarlo: “No se ponga nervioso, sé que usted es Mark Twain, el autor de Tom Sawer, y que sin duda habrá pagad su boleto. No necesita mostrármelo, despreocupese”.
Twain, preso de una sincera angustia, le replicó: “Lo que me preocupa es que si no encuentro el billete no tengo ni idea de dónde debo bajarme”.