Pedro Mairal, un best seller cinematográfico

A los 28 años presentó su primer libro a un concurso y ganó. Se convirtió, desde entonces, en un escritor consagrado, aunque se ganaba la vida dando clases de redacción a abogados –poner en castellano el obsoleto dialecto judicial–. El libro era Una noche con Sabrina Love, y el premio fue unánimemente concedido por un jurado formado por Adolfo Bioy Casares, Augusto Roa Bastos y Guillermo Cabrera Infante. La historia es sencilla y puede contarse en una línea: un muchacho entrerriano gana un concurso para pasar una noche con una actriz porno. El libro es un cuento largo o una novela corta que Mairal escribió en tres meses, y que Alejandro Agresti no bien lo leyó decidió convertirlo en película.

La historia tiene 18 escenas que se leen de un tirón, escritas con un estilo preciso, ágil, visual, sin fisuras. El lenguaje al servicio de una historia vertiginosa. Su protagonista vive en Curuguazú, un pueblo paralizado por una inundación. Es huérfano porque sus padres murieron en un accidente de tránsito. Su vida está presidida por esa estrella oscura. Hasta que aparece Sabrina Love, una prostituta virtual, lejana, prometedora. La idea la encontró mirando en la televisión un programa seudoerótico: “Me quedé con esa idea para un cuento, pero recién encontré la trama cuando me di cuenta de que el chico tenía que estar muy lejos de ella”, contó.

Cuando lo consagraron ganador, el fallo resaltó “la frescura que recorre toda la novela, la originalidad de su trama, lo certero de sus observaciones y su sentido del humor”, pero fue el entusiasmo de Bioy Casares el que lo convirtió en un nuevo niño mimado. Una noche con Sabrina Love había vendido más de 20.000 ejemplares cuando Alejandro Agresti compró los derechos. La película se estrenó en el año 2000 y contó con un gran elenco: Cecilia Roth, Norma Aleandro, Tomás Fonzi y Fabián Vena.

Ocho años después se estrenó La ventana, película en la que Pedro Mairal escribió el guion en colaboración con el director, Carlos Sorín. Al amanecer, Antonio se despierta en el que será el último día de su vida. Vive en una antigua casa de campo. Está en cama, enfermo y lo cuidan sus caseros y una empleada. Esperan a su hijo, que vive en el extranjero y no ve hace mucho tiempo. Llegará esa misma tarde, ya que ha sido informado del estado de su padre. A través de la puerta entreabierta de su habitación, es testigo de los preparativos para la llegada de su hijo. Carlos Sorín, que siempre hace películas con viajes, esta vez se ató a las patas de una cama para contar una historia sobre el paso del tiempo, la espera, la inminencia de la muerte.

Actualmente está a punto de estrenarse La uruguaya, película basada en la novela homónima de Pedro Mairal, financiada por la Comunidad Orsai, fundada por Hernán ­Casciari. La novela fue publicada en 2016, lleva seis ediciones y fue traducida a varios idiomas. Generalmente los escritores quedan a un lado a la hora de la concreción cinematográfica de sus libros. Pero Mairal estuvo muy presente en la realización de la película, como ya lo había adelantado antes de empezar el rodaje: “Voy a estar metido con gran entusiasmo porque a Casciari lo sigo desde que empezó con la revista Orsai en el 2010. Probablemente voy a estar supervisando guion”.