CULTURA

Ripley y el inventor del jazz

Se hizo mundialmente famoso por su Créase o no, pero su mayor orgullo era haber descubierto al creador de uno de los géneros musicales más populares del mundo.

Robert Ripley entró a la redacción del The New York Globe con una carpeta bajo el brazo y una propuesta muy concreta. El jefe de redacción lo escuchó y de inmediato le asignó un escritorio. Así, el 19 de diciembre de 1918 comenzó a publicar sus tiras sobre hechos increíbles llamada Créase o no, cuyo éxito arrasador lo llevó a trasladarla a la radio y, posteriormente, a la televisión.

Los temas tratados por Ripley eran de una variedad infinita: desde hazañas deportivas hasta cuál es la persona con la lengua más larga del mundo. El material crecía indeteniblemente por los aportes de los lectores que enviaban fotos y noticias de las curiosidades de las que habían sido testigos.

Con el éxito llegó el dinero y los recursos necesarios para hacer más productiva su tarea. De esa manera pudo contratar a Norbert Pearlroth, un ayudante a tiempo completo que dominaba varios idiomas y que durante 52 años viajó por todo el mundo, coleccionando datos que atestiguaran alguna rareza.

Su tira se publicaba en decenas de diarios de todo el mundo, calculándose sus lectores en cerca de cien millones, y se recopilaban en libros que siempre estaban en el ranking de los más vendidos. Montó un verdadero imperio bajo el nombre de Ripley Entertainment, que en la actualidad es explotada por Jim Pattison Group, la empresa privada más grande de Canadá; sigue con la tira, programas de televisión, espectáculos públicos, acuarios, museos, teatro animado, trenes panorámico y toda una sección en el célebre museo de cera de Lous Tussaud.

Algunas de las cosas que hizo Robert Ripley en su vida son dignas de figurar en su sección. Por ejemplo, fue el responsable de que los Estados Unidos tuviera su propio himno. Cuando Ripley hizo nota que The Star Spangled Banner no había sido ratificado oficialmente por el Congreso como himno, el Presidente Herbert Hoover envió de inmediato el proyecto de ley en 1931. Pero Ripley le debe su mayor orgullo a la radio. En uno de sus programas tuvo frente a él a un hombre enjuto, con ojos pequeños y penetrantes. Cuando Ripley le preguntó su nombre, el hombre simplemente contestó: “Yo inventé el jazz”. Sus documentos lo identificaban como Ferdinand Joseph La Mott, pero se volvería celebridad mundial con el nombre de Jelly Roll Morton.

En su tarjeta personal, Jelly Roll Morton, debajo de su nombre, ponía “creador del jazz, stomps y swing”, y para que nadie se hiciera ilusiones, agregaba: “el más grande compositor hot del mundo”. Había nacido en Nueva Orleán y era descendiente de esclavos africanos. Su padre era albañil y su madre empleada doméstica. En la adolescencia ya dominaba la armónica, el tambor, el violín, el piano, el trombón y la guitarra, pero finalmente se decidió por el piano. Su primera actuación fue en un prostíbulo, donde hizo contacto con personajes que lo introdujeron en el mundo del delito. En 1905 ya era un artista reconocido en el barrio de Storyville (el barrio en el que vivía Louis Armstrong, quien confesaría que de grande soñaba ser como Jerry Roll), donde se encontraban todos los clubs y tugurios de la ciudad. En 1923 llevó consigo el jazz a Chicago, donde hizo la primera grabación que significó el paso del ragtime al jazz propiamente dicho. Jelly Roll Morton pasó de las rígidas estructuras del rag a un estilo basado en la improvisación. A esto se sumaba una voz aguardentosa con un fraseo personal que apelaba a recursos como el humming (tarareo con la boca cerrada).

Se sabe que Jelly Roll Morton fue un gran jugador de billar y que fabricaba medicinas falsamente milagrosas. Regenteó un hotel en Los Angeles y promovió peleas de box antes de afincarse en Chicago. Algunos decían que la música era sloo una cortina de humo para encubrir sus actividades clandestinas. El 10 de julio de 1941, Jelly Roll Morton murió ignorado en Los Angeles. A su muerte, los principales músicos de la época reconocieron que él había sido el creador del jazz tal como se lo conoció desde entonces. Créase o no, Robert Ripley ya lo había anunciado.

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