Santa Cruz: un proyecto para recuperar la fauna de la estepa
Un equipo de guardaparques, veterinarios, biólogos y técnicos de campo trabaja en una resilvestración para proteger y hacer crecer la población de pumas, guanacos y huemules.
En el marco de una feroz temporada de incendios forestales y una de las mayores olas planetarias de pérdida biológica, un equipo de guardaparques, veterinarios, biólogos y técnicos de campo pusieron en marcha un gran proyecto de resilvestración en la provincia de Santa Cruz. Su principal objetivo es la restauración del ambiente en la estepa patagónica y la recuperación de distintas especies autóctonas, como el puma, el guanaco y el huemul.
Instalados en el Parque Patagonia Argentina, un complejo de reservas públicas y privadas localizado en el noroeste santacruceño, el equipo se dedica al proceso conocido internacionalmente como rewilding (resilvestración, en castellano). “Trabajar acá te permite ver la naturaleza de una manera más integral y reconocer en profundidad las distintas piezas que conforman este ecosistema tan fascinante”, expresa Federico Castro, guardaparques egresado de la Universidad de Misiones (UM) y oriundo de la localidad bonaerense de San Nicolás.
Si bien allí la rutina “es imposible de predecir”, el equipo en general dedica sus días a la captura y monitoreo de distintos animales y el posterior análisis de sus hábitos, comportamientos e interacción con las demás especies. Desde su base en la estación biológica El Unco, antiguo casco de una estancia ganadera, el equipo monitorea a través de collares satelitales con señal GPS a 16 pumas, más de 30 guanacos, 7 choiques y 13 huemules, entre otros animales.
Luego de entrevistar a pobladores de la zona y analizar el lugar con cámaras trampa, decidieron focalizar en estas cuatro especies, que son las “más emblemáticas de la zona” y las que tienen un “grado importante” de conflicto con el ser humano. De esas especies, solamente el huemul está en peligro de extinción, aunque las demás experimentaron una disminución “catastrófica”. A la par de ese objetivo, sumaron a otras especies más “curiosas”, como el chinchillón anaranjado, la gallineta austral, el coipo y el endémico macá tobiano, que en su mayoría están en peligro crítico de extinción.
“Lo que entendimos es que ya no alcanza con salvar las especies, sino que tenemos que recuperar lo perdido”, aseveró Emanuel Galeto, coordinador del proyecto de renaturalización. “Esto supone que no podemos dejar que la naturaleza se recupere sola, porque algunas especies ya no tienen la capacidad de recolonizar, o el ambiente está tan modificado que se necesita cierta intervención para que vuelvan a estar completos y funcionales”.