Desde el Colegio de Bioquímicos de la Provincia aseguran que todos los test sirven, aunque hay unos más eficaces que otros. Una guía para no perderse.
Romper la cadena de transmisión es la clave de la pandemia. Esta máxima ciertamente corre para todas las enfermedades infecciosas, donde el objetivo pasa a ser la identificación de las personas infectadas para aislarlas y evitar que el virus se propague. En este contexto, las pruebas de detección pasan a jugar un rol protagónico. Según el doctor Mario Dicroce, secretario del Colegio de Bioquímicos de la Provincia de Buenos Aires, “todas las pruebas sirven”. En el mundo hay alrededor de 200 test, que varían según funcionamiento y marca.
En todos los países del mundo, el denominador común para diagnosticar la enfermedad pandémica ha sido la prueba PCR. “La PCR busca genes del virus, en este caso Sars-CoV-2, y se amplifica tantas veces que permite encontrar una copia en un millón. Es una técnica muy sensible y muy poderosa, por eso es considerada la prueba de referencia. La contra que tiene es que es costosa y, por ejemplo, muchas obras sociales no la reconocen todavía. Vale cerca de 30 dólares. Es una práctica que, si bien existía, se masificó desde hace nueve meses”, explicó a Hoy Dicroce.
La prueba de antígenos
A diferencia de la PCR, cuyo revelado tarda alrededor de cinco horas en un laboratorio equipado adecuadamente, con la prueba de antígenos los resultados pueden estar en unos 15 o 20 minutos. Por este motivo, las pruebas de antígenos también son llamadas test rápidos.
“Este test detecta el virus pero no lo amplifica, es decir, en el caso de que alguien tenga una pequeña cantidad es probable que no lo detecte. No funciona tan bien como la PCR. Esta práctica está diseñada para lugares como las guardias, por ejemplo, donde acude una persona con síntomas y necesariamente hay que descartar coronavirus. Si esta prueba rápida da positivo, confirma el caso de coronavirus; si da negativo y la persona tiene síntomas, hay que confirmarlo con una PCR”, precisó Dicroce. El test de antígeno tiene un costo aproximado de $1.500.
Hay que decir que todos los test que circulan primero han tenido que atravesar un recorrido similar al de las vacunas y, en general, los medicamentos: primero se hacen ensayos para comprobar que el mismo funciona, que son seguros y eficaces; luego se publican artículos que son ratificados por el mundo científico; y finalmente son aprobados para su uso.
“Tanto la PCR como la prueba de antígenos se hacen a partir del hisopado nasofaríngeo. No obstante, otra manera de extraer la muestra es a partir de la muestra de saliva; la prueba es buena y tiene una correlación perfecta con el hisopado. El asunto es que requiere material descartable específico y no es sencillo conseguirlo. Este sistema es mucho menos invasivo que el hisopado, pero funciona de manera similar”, señaló Dicroce.
La búsqueda de anticuerpos
Desde el Colegio de Bioquímicos de la Provincia, Dicroce explicó que “los anticuerpos son la reacción que produce el cuerpo cuando se enfrenta con estos antígenos. A partir de esto se han de-sarrollado métodos para medirlos. Las personas que han evolucionado a casos más graves de coronavirus y se han recuperado generan más anticuerpos, esto es algo probado. La prueba de anticuerpos sirve para detectar si alguien tuvo la enfermedad, es un test importante para analizar la cantidad de anticuerpos que tiene una persona. Para aquellos que quieren donar plasma es importante saber qué cantidad de anticuerpos neutralizantes tiene, que son los que sirven para inactivar el virus”.
Finalmente, Dicroce señaló que existen otros test como los olfativos. “La pérdida del olfato es uno de los síntomas del coronavirus, vale la pena detectarlo, pero no siempre se manifiesta en las personas que cursan la enfermedad. También hay otro tipo de tecnología que detecta la presencia del virus en el aliento a partir de soplar una boquilla; mide la presencia del virus en el aire espirado. Constantemente están apareciendo nuevos métodos para tratar de simplificar y abaratar los costos”, afirmó el profesional.