Un experimento ralentiza el tiempo 100.000 millones de veces

Sirvió para observar una reacción química que dura la milbillonésima parte de un segundo.

Investigadores de la Universidad de Sydney llevaron a cabo un experimento en el que, a través de la utilización de una computadora cuántica, lograron observar directamente un proceso crítico en las reacciones químicas ralentizando el tiempo unas 100.000 millones de veces.

“Al comprender estos procesos básicos dentro y entre las moléculas, podemos abrir un nuevo mundo de posibilidades en la ciencia de los materiales, el diseño de fármacos o la recolección de energía solar”, explica Vanessa Olaya Agudelo, primera autora del artículo. “También podría ayudar a mejorar otros procesos que dependen de moléculas que interactúan con la luz, como cómo se crea el smog (la nube baja y muy contaminante que se forma por el dióxido de carbono, hollines, humos y polvo en suspensión que se forma sobre las grandes ciudades o núcleos industriales) o cómo se daña la capa de ozono”.

En concreto, el equipo fue testigo del patrón de interferencia de un solo átomo causado por una estructura geométrica común en química llamada “intersección cónica”. Las intersecciones cónicas son vitales para procesos fotoquímicos rápidos, como la captación de luz en la visión humana o la fotosíntesis. Los químicos han intentado observar directamente estos procesos desde la década de 1950, pero no es factible observarlos directamente dadas las escalas de tiempo extremadamente rápidas en las que ocurre; se dan en cuestión de femtosegundos, lo que equivale a la milbillonésima parte de un segundo.

Investigadores de la Universidad de Sydney llevaron a cabo un experimento en el que, a través de la utilización de una computadora cuántica, lograron observar directamente un proceso crítico en las reacciones químicas ralentizando el tiempo unas 100.000 millones de veces.

“Al comprender estos procesos básicos dentro y entre las moléculas, podemos abrir un nuevo mundo de posibilidades en la ciencia de los materiales, el diseño de fármacos o la recolección de energía solar”, explica Vanessa Olaya Agudelo, primera autora del artículo. “También podría ayudar a mejorar otros procesos que dependen de moléculas que interactúan con la luz, como cómo se crea el smog (la nube baja y muy contaminante que se forma por el dióxido de carbono, hollines, humos y polvo en suspensión que se forma sobre las grandes ciudades o núcleos industriales) o cómo se daña la capa de ozono”.

En concreto, el equipo fue testigo del patrón de interferencia de un solo átomo causado por una estructura geométrica común en química llamada “intersección cónica”. Las intersecciones cónicas son vitales para procesos fotoquímicos rápidos, como la captación de luz en la visión humana o la fotosíntesis. Los químicos han intentado observar directamente estos procesos desde la década de 1950, pero no es factible observarlos directamente dadas las escalas de tiempo extremadamente rápidas en las que ocurre; se dan en cuestión de femtosegundos, lo que equivale a la milbillonésima parte de un segundo.

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