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Un gran pensador de la causa palestina

Edward Said era un melómano exquisito, gran amigo del músico argentino Daniel Baremboim, con quien fundó en 1999, la Orquesta Diván Este-Oeste integrada por músicos israelíes y palestinos.

Recordaba el periodista inglés Robert Fisk que, en los años setenta, fue a ver a Edward Said, quien vivía en un departamento en Beirut. Había disparos en la calle. Subió las escaleras y escuchó una sonata de piano de Beethoven. Recién cuando terminó de sonar la pieza, golpeó la puerta pintada de marrón. “Leíste mis libros, Robert, pero apuesto a que no has leído mi trabajo sobre música”, lo retó. Es que Edward Said, además de escribir libros esenciales para comprender Oriente, era un melómano exquisito, gran amigo del músico argentino Daniel Baremboim, con quien fundó en 1999, la Orquesta Diván Este-Oeste integrada por músicos israelíes y palestinos.

Fue uno de los defensores más decididos del pueblo palestino y, a su vez, atacante de lo que consideraba la dirigencia corrupta de los territorios ocupados. Consideraba que era indispensable contar, una y otra vez, la historia de la tragedia palestina. Sufrió atentados y difamaciones de toda especie. Era odiado por los fundamentalistas del Estado de Israel que no comprendían que un profesor de literatura de Columbia, pudiera defender a su pueblo ocupado y ultrajado sistemáticamente. Fue candidato al Premio Nobel de la Paz.

Había nacido en Jerusalen en 1935, en el seno de una acomodada familia anglicana palestina, pasó su infancia en El Cairo y en Líbano, se educó en universidades norteamericanas y escribió más de treinta libros. Murió a los 67 años, víctima de una leucemia que padeció por diez años.

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