Ricardo Piglia: un lustro de ausencia
A cinco años de su muerte, los Cuentos Completos del escritor de Adrogué permiten tomar dimensión de su importancia capital para la literatura argentina.
CULTURAMiguel Krochik fué fundador de los estudios.
11/01/2022 - 00:00hs
A través de un minucioso trabajo de investigación, el periodista Nicolás Igarzabal acaba de reconstruir la historia completa de Panda: los míticos estudios de grabación donde se grabaron algunos de los discos más emblemáticos del rock argentino. Fundados por el músico Miguel Krochik y equipados con tecnología de última generación, entre esas paredes del barrio de Floresta-por ejemplo- Charly García reinventó su sonido con Yendo de la cama al living y produjo el debut de Los Abuelos de la Nada en plena Guerra de Malvinas. Asimismo, Los Twist terminaron La dicha en movimiento en apenas veintinueve horas y media, los Redonditos de Ricota registraron Oktubre y Sumo entró a grabar After Chabón sin ningún tema preparado.
El anecdotario parece inacabable. Igarzabal, que antes contó la historia de Cemento y el indie pos-Cromañón en sus primeros libros, sabe cómo dosificarlo de manera dramática. Así, por sus páginas vemos las primeras andanzas como solista de Andrés Calamaro, la concepción del disco más doloroso de Fito Páez y el primer álbum de heavy metal cristiano. Durante los noventa y dos mil, este emprendimiento continuó recibiendo a bandas de primera línea (La Renga, Divididos, Attaque 77, Las Pelotas, Auténticos Decadentes, Los Piojos, Babasónicos, Catupecu Machu) y se abrió a la música tropical. A cuarenta años de su inauguración, este libro recupera una mística perdida.