Venus y el misterioso origen del gas fosfina

Diario Hoy entrevistó al doctor en Astronomía de la Facultad de Ciencias Astronómicas y Geofísicas de la Universidad Nacional de La Plata, Eduardo Fernández Lajús, acerca del reciente descubrimiento de gas fosfina en la atmósfera de Venus.

La noticia sobre el hallazgo de un componente químico que podría ser indicador de la existencia de vida en la superficie de Venus sorprendió a la comunidad científica y a las personas que se enteraron a través de los medios de comunicación.

Algunos anuncios fueron un poco más osados que el cauto comunicado que emitió el equipo internacional de científicos que descubrió la presencia de moléculas de fosfina en Venus, un gas inflamable también presente en la Tierra.

Incluso, ayer la agencia espacial rusa Roscosmos informó que llevará a cabo el proyecto “Venus D” como una misión nacional, sin una amplia cooperación con la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) de Estados Unidos, como estaba previsto inicialmente.

Diario Hoy entrevistó al doctor en Astronomía, docente de la Facultad de Ciencias y Geofísicas de la UNLP e investigador independiente del Conicet, Eduardo Fernández Lajús, quien calificó como “absolutamente apresurado el hecho de afirmar que existe vida en Venus”.

“Quienes lo detectaron fueron debidamente cuidadosos al compartirlo. Hay tanta expectativa por este tipo de anuncios que, a veces, la noticia se va de los límites. Por supuesto, que no deja de ser esperanzador este hallazgo, porque da una pequeña oportunidad a que, tal vez, el origen del gas fosfina sea biológico”, expuso Fernández Lajús.

Si bien la presencia de ese gas no supone una evidencia robusta acerca de la existencia de vida, constituye un gran indicio para, al menos, suponerlo.

“El gas fosfina es una molécula de un átomo de hidrógeno y tres de fósforo, cuyo origen no está del todo claro. Los mecanismos que se conocen requieren, en general, procesos de una muy alta energía para que se forme de manera abiótica, es decir, sin intervención de microorganismos”, detalló el investigador del Conicet. Explicó: “Tampoco es un componente que se pueda haber producido en el pasado y que haya quedado allí, porque al recombinarse con el oxígeno se deshace”, agregó.

Luego, Fernández Lajús aseguró: “Lo interesante es que se haya descubierto este gas en la atmósfera de Venus, porque, de por sí, hay que buscar un proceso que haga que se genere, independientemente de que sea un indicador o no de vida”.

Cabe mencionar que para arribar a este hallazgo se utilizaron datos del telescopio ALMA en Chile y del telescopio James Clerk Maxwell, ubicado en Hawái. En tanto, para la detección del gas fosfina se utilizó una técnica llamada espectroscopia, que indica cómo la luz interactúa con las moléculas.

Para imaginar cómo es Venus, el especialista en Astronomía graficó: “La presión atmosférica es inmensa, tanto que nosotros moriríamos aplastados por la presión del gas si estuviésemos parados sobre la superficie de ese planeta. Además, allí llueve ácido sulfúrico y terminaríamos corroídos a una temperatura de 450 a 500 grados centígrados. Venus se destaca también por su efecto invernadero y es una especie de horno que se calienta hasta mantenerse en una altísima temperatura. Es un infierno, tal y como lo describe la literatura, con olor a azufre, aplastante y extremadamente caluroso”.

A pesar de las características de la superficie, la atmósfera alberga alguna similitud a la de nuestro planeta, lo que podría permitir la aparición de vida.

“Por el momento no se puede negar que la producción del fosfina sea biológica, aunque, todavía, tampoco hay nada concluyente. Esto no se va a conocer con exactitud hasta que no se envíen sondas a Venus”, dijo Fernández Lajús.

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