Volver o no a la oficina, esa es la cuestión

Mientras la Provincia analiza nuevas reaperturas, los platenses le contaron a diario Hoy que no extrañan el lugar de trabajo, aunque sí a sus compañeros, y que se sienten más productivos realizando tareas a distancia.

A partir del 12 de octubre, la Argentina entra en una nueva etapa del aislamien­to, y en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), específicamente, asoma un horizonte de nuevas aperturas. En este contexto, muchos platenses se preguntan qué pasará con la vuelta a la oficina, y la respuesta es unánime: “No me imagino volviendo a trabajar nueve horas todos los días fuera de mi casa. Va a costar volver a ese ritmo, llegar a casa a las seis de la tarde”, contó a diario Hoy Josefina (30), que trabaja en una empresa de turismo.

“Al principio me costó acostumbrarme a trabajar y no ponerme a hacer cosas de la casa, pero me acomodé y optimicé el tiempo. Después, desde la empresa nos redujeron el horario laboral y ahora trabajo medio día”, reveló Josefina, que hasta marzo compartía un espacio con 60 personas.

Por su parte, Matías (30) relató a este multimedio que la empresa de seguros en la que trabaja impuso la modalidad home office desde el 20 de marzo: “Al principio trajo complicaciones el tema de la conectividad a internet; los sistemas con los que trabaja la empresa funcionaban lento y se me acumulaba el trabajo. Otra cuestión fue poner límite en el horario, no extenderme más allá de las 16:30, que era mi horario de salida”, señaló.

Matías tenía una hora diaria de viaje en colectivo entre ida y vuelta. En este sentido, destacó que no solo ahorra dinero, sino tiempo. “Ciertamente, uno se acuesta un poco más tarde porque sabe que puede dormir un poco más. Y también está la comodidad de cambiar la camisa y los zapatos por el buzo y las pantuflas: va a costar volver atrás con esto. Por otro lado, ahora uno tiene más tiempo para estar en contacto con la familia con la que comparte el aislamiento”, dijo.

Motivos para regresar


Romina tiene 27 y trabaja en una agencia de marketing digital. Para ella, la modalidad a distancia no cambió en esencia sus hábitos laborales: “Entiendo que hay muchas personas que desde sus casas no pueden cumplir con las mismas tareas que cumplían de manera presencial. Siento que soy una privilegiada porque puedo seguir trabajando”, contó.

“No quisiera volver porque trabajamos en un espacio chico, y sería muy difícil mantener la distancia”, agregó, aunque también tiene motivos para retomar la actividad presencial: “Extraño la computadora que tenía allá; ahora me estoy manejando con mi computadora personal y, aunque anda bien, extraño aquella. También extraño charlar con mis compañeros, no tener que hacer una videollamada por cada cosa que tengo que consultarles. Extraño la conexión que era el día a día, más todavía porque vivo sola”, confesó.

Como Romina, también Natalia (30) extraña la compañía de su grupo de trabajo en una de las facultades de la UNLP: “Lo que más extraño son mis compañeros, la cotidianeidad, saber cómo están, compartir momentos juntos”, señaló. Asimis­mo, sostuvo que hoy disfruta de las ventajas del trabajo remoto: “Me gusta estar en mi casa a la hora de almorzar y no hacerlo a las apuradas en un escritorio. Me siento cómoda sin tener que vestirme tanto para salir. Siento que aprovecho más el tiempo y que con la tecnología disponible podemos trabajar bien”.

A la hora de pensar medidas que garanticen las condiciones sanitarias para evitar contagios, Natalia concluyó que “el tema de la limpieza es lo que más me preocupa, al igual que los cortes de agua, tan habituales en esta ciudad. Y no tomaría mate, sino que optaría por alguna bebida individual, como té o café, para pasar la mañana”.

 

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