Una falla técnica en la nave espacial provocó la fuga de oxígeno lo que causó las primeras y únicas tres muertes humanas en el espacio.
Un día como hoy de 1971 lo que debía convertirse en uno de los máximos hitos de la carrera espacial soviética se convirtió en una verdadera tragedia. Los tres cosmonautas que componían la tripulación de Soyuz 11 pasaron a ser recordados como los primeros seres humanos en fallecer en el espacio tras una falla en una de las válvulas de la escotilla. Las causas exactas del incidente nunca quedaron del todo claras.
Luego de la dura derrota en la carrera para llegar a la Luna, la Unión Soviética intentó levantarse del golpe potenciando el programa de estaciones espaciales. De esa manera, el extinto país dejaría atrás una etapa de la exploración espacial y aventajar a los Estados Unidos en un área donde no habían tenido avances.
En abril de 1971, se lanzó la primera estación espacial de la historia: Salyut 1 y en ese mismo mes se envió la primera tripulación en la Soyuz 10.
Por problemas técnicos, la nave no logró acoplarse y la tripulación debió regresar sin completar la misión. Por eso, las autoridades de Moscú, ordenaron enviar otra misión de inmediato.
Dos meses después despegó Soyuz 11 con los cosmonautas Vladislav Vólkov, Gueorgui Dobrovolski y Víktor Patsáyev. Originalmente la tripulación estaba compuesta por Alexéi Leónov, Valeri Kubásov y Pyotr Kolodin pero los médicos detectaron una mancha en los pulmones de Kubásov y se reemplazó a todo el equipo.
Tras el acoplamiento, la vida en la estación espacial no fue fácil. Los cosmonautas debían cumplir con una serie de objetivos científicos y técnicos que les dejaba poco tiempo para ejercitarse y descansar. De hecho casi no usaron la cinta de correr porque generaba muchas vibraciones en la estación. Además, el olor a quemado era una constante, en los 28 días a bordo de la estación hubo dos incidentes relacionado a principios de incendio.
La convivencia tampoco fue fácil, los desacuerdos entre los cosmonautas también eran frecuentes. En una ocasión, el control en tierra debió arbitrar entre los cosmonautas y a uno de ellos se le ordenó "seguir las órdenes de su comandante".
Finalmente se decidió ponerle fin a la misión de forma anticipada dado el cansancio de los cosmonautas y se le ordenó a la tripulación regresar.
El primer problema surgió al intentar cerrar la compuerta, uno de los sensores de despresurización se activó lo que generó pánico pero desde el control en tierra pidieron que taparan el sensor con cinta. Eso permitió cerrar la compuerta pero fue el primer paso al desastre.
A tres horas de desacoplada la nave, se activaron los explosivos para separar los módulos y lo que ocurrió después es un misterio pero la comisión que investigó tras el incidente, cree que logró reconstruir lo que sucedió a partir de los datos biométricos que quedaron registrados.
El comandante de la misión escuchó el sonido del aire que se escapaba por la válvula que había generado problemas anteriormente, se sacó el cinturón de seguridad para ver lo que sucedía. De inmediato los cosmonautas se dieron cuenta de lo que estaba pasando y del peligro de la situación, ya que sus pulsaciones se elevaron apresuradamente, pero nada se pudo hacer. A los pocos minutos, la capsula se había despresurizado y la tripulación perdió la conciencia y después murió.
Al tocar tierra, los equipos de rescate intentaron asistir a la tripulación pero todo fue en vano, Vladislav Vólkov, Gueorgui Dobrovolski y Víktor Patsáyev habían muerto por hipoxia.
Tras el incidente, las autoridades del programa espacial tomaron la determinación de reducir la tripulación a dos personas para que pudieran entrar las escafandras. De esa forma, en caso de despresurización, los astronautas podrían regresar con vida. Desde entonces, nunca más se registró un incidente parecido.