EN FOCO

Amigos son los amigos

En medio del escándalo de los cuadernos, Mauricio Macri recorrió Vaca Muerta junto a Paolo Rocca

Habitantes históricos de la Patria contratista. Antiguos competidores por la obra pública. Hoy compinches bendecidos por la mano amiga de la Justicia. 

Lo que son las vueltas de la vida: ¿Quién iba a decir que un buen día, bajo el sol de agosto y en Vaca Muerta, iban a mostrarse como viejos camaradas, unidos por el espanto del club que compartieron, sonrientes y burlando a la sociedad?

Pocas horas después de que trascendiera la decisión del juez Claudio Bonadio de circunscribir la causa por “los cuadernos de las coimas” a lo ocurrido entre 2008 y 2015 -lo que beneficiaría al Presidente y su familia, y al titular de Techint, Paolo Rocca-, ayer ambos hombres visitaron el yacimiento neuquino de petróleo y gas no convencional que explota Tecpetrol, una de las empresas de Techint. 

Los motivos para el viaje celebratorio les sobraban. Al jefe del Estado, Bonadio lo benefició al delimitar la investigación a la “existencia de una organización delictiva” que operó “entre los años 2008 y 2015”, un lapso que deja afuera el período en que las empresas del Grupo Macri estaban en manos de Franco y Mauricio. La venta de la constructora Iecsa al primo “arrepentido”, Ángelo Calcaterra, fue recién en 2007. De ahí que él haya sido el único miembro del clan presidencial en sentarse al banquillo, adonde volverá para ampliar su indagatoria.

Pero para Bonadio todo empezó en 2008. Pese a que, por ejemplo, el extitular de la Cámara de la Construcción, Carlos Wagner, fechó el presunto pago de coimas a partir de 2004. En ese entonces, Franco Macri controlaba Iecsa a través de Sideco Americana y, tal como informó este diario en ediciones anteriores, los balances eran firmados por Pablo Clusellas (actual secretario de Legal y Técnica de la Presidencia) en nombre de Sociedades Macri (Socma), que manejaba el 95.25% de las acciones.

La guadaña cronológica de Bonadio también deja afuera lo que confesó el exfuncionario de la Occovi, Claudio Uberti: que era enviado por Néstor Kirchner para recolectar sobornos mensuales por U$S150.000 de los concesionarios viales. Entre las firmas que habrían pagado coimas mencionó a Autopistas del Sol, controlada por el Grupo Macri, a Odebrecht y Roggio. 

También, Uberti reveló que entre 2005 y 2006 cobró seis veces de manos del ladero de Rocca en Techint, Luis Betnaza. 

Vaya si tenían motivos para celebrar Macri y Rocca. Codo a codo y sin imputaciones, pese a haber nadado cómodos en el fango de la corrupción K, de algo están seguros: con la decisión de cerrar la caja de Pandora de 2008 hacia atrás, y con Macri en el poder, ninguna de las corruptelas que los unen se investigarán.

Vaya si tenemos motivos para indignarnos ante esta Justicia Legítima a la manera Pro, el amiguismo que cercena la independencia de poderes y favorece al mejor postor, la República haciéndose trizas.

Quizá en un tiempo, cuando demos vuelta la página y la Justicia rompa las cadenas de cualquier poder de turno, miremos la imagen de ayer como un retrato obsceno de la corrupción. Y tal vez nos repugne, como nos ocurre hoy al repasar las viejas fotos del kirchnerismo.