EN FOCO

“Camine, señora, camine”

En la piel del Presidente, que en campaña se cansó de repetir que el flagelo de la inflación no iba a ser problema en su Gobierno, roza el absurdo y, sino fuera dramático, lo ridículo

"La gente tiene que caminar, mirar, comparar precios” a la hora de ir al supermercado, dijo ayer el Presidente, vestido de Lita de Lázzari, la mediática defensora de las amas de casa que en los ’90 recomendaba: “Camine, señora, camine”, y que luego, en otra humorada, dijo “ya no camino más” y se subió a una moto, cansada de recorrer largas distancias para ganarle a la inflación.

Puede que remedar a la recordada Lita resulte ahora una tarea titánica: por los kilómetros que habría que trajinar para hallar los improbables bajos precios. A pie, la fatiga sería enorme. En moto, el costo del combustible, altísimo. 

El paso de comedia del jefe de Estado ocurrió en la antesala de un comienzo de mes que llega con aumentos de todo tipo y que lo llevó a admitir, por primera vez, que este año “terminaremos en una inflación de alrededor del 30%”, en sintonía con el piso proyectado por la mayoría de los economistas y muy lejos del 15% de oferta salarial que, por ejemplo, la Provincia propone a los estatales.

Pero tranquilos, argentinos. Que el primer mandatario aseguró que desde este mes, cuando pase el “tormentón”, la inflación bajará y “seguirá yendo a la baja, el año que viene va a bajar y en dos o tres años vamos a tener una inflación de un dígito”. ¿A qué costo pretende cumplir con ese imposible? A fuerza de recesión: a través de la baja del gasto público, que frena la obra pública, aumenta el desempleo, congela salarios, quita poder de compra y enfría el consumo. 

Mientras, el Presidente nos sugiere “caminar”, apelando a aquel imperativo que en la voz de Lita sonaba cómico. En la piel del Presidente, que en campaña se cansó de repetir que el flagelo de la inflación no iba a ser problema en su Gobierno, roza el absurdo y, sino fuera dramático, lo ridículo. 

“No, qué va a ser difícil la inflación”, desafiaba antes de asumir la Presidencia y ayer, como un joven que se marcha de la casa de sus padres para iniciarse en los avatares de la manutención, aseguró que no previó las consecuencias del tarifazo de los servicios públicos: “Subestimamos que el aumento de las tarifas tiene un impacto muy grande en el índice de inflación”. Y, luego, más ingenuo, casi inocente: “Tuvimos que aumentar 1000%”. ¿Se habrá recibido de Ingeniero?

Aunque, ojo, que no somos Venezuela. “Nos salvamos de ir a un millón por ciento de inflación”, aclaró el Presidente, como esperando gratitud por semejante logro.

Porque estamos mal, pero podríamos estar peor, se conformó el Presidente. No se preguntó, en cambio, cómo hacer para recuperar la Argentina que alguna vez fuimos: por ejemplo, proponer un plan estratégico que, en lugar de achicar, expanda la obra pública generadora de empleo y dinero, capaz de alentar el consumo, combatir la pobreza y fortalecer el mercado interno; con tasas de interés razonables y créditos blandos para que producir sea más rentable que especular. 

Estamos mal. Nos merecemos y tenemos todo para estar mejor. ¿Será que para lograrlo nuestro Presidente deba escuchar al “sabio” y parlanchín pajarito que le “hablaba” a Nicolás Maduro?

Una tormenta de tarifazos

“Ya no va a haber más aumentos en los servicios durante este año”, prometía hace poco más de dos meses la diputada de Cambiemos, Elisa Carrió. Y sin embargo, agosto inaugura con una ola de incrementos que golpearán sensiblemente en los bolsillos de todos

Luz y gas

Hoy, el Gobierno anunciará aumentos de entre un 25% y 30% para las tarifas de luz y gas que ya este año aumentaron entre un 30% y 40%. El impacto se sentirá en las facturas que lleguen en octubre. Aunque afectarán con fuerza el ciudadano de a pie, el golpe será más fuerte para la PyMes e industrias. Ya jaqueadas por la acelerada devaluación, la inflación y las altas tasas de interés, este nuevo incremento en servicios que son indispensables para su funcionamiento puede significarles el certificado de defunción. Más aún cuando no se tienen alternativas, cuando se está a merced de empresas monopólicas como Edelap y Camuzzi que, sin inversión ni control estatal, a costa de los usuarios y gracias al tarifazo, mes a mes engrosan sus ganancias.

Nafta

Entre hoy y mañana, las petroleras prevén aplicar un nuevo incremento de precios en los combustibles de entre 5% y 8%. Será el séptimo ajuste en lo que va del año y se espera que la suba traccione todos los precios hasta llegar a las góndolas.

Sin considerar los nuevos aumentos, los combustibles subieron hasta 27% en lo que va del año y entre las compañías estiman que, producto de la devaluación del 50% y el incremento del petróleo, todavía hay un retraso del 20%. Cuánto y cuándo ocurrirá la remarcación dependerá de lo que haga la estatal YPF, que concentra el 55% del mercado. 

Transporte

Tal como se anticipó la semana pasada, a partir del 15 de agosto comienza la suba escalonada en los pasajes de trenes y colectivos: la tarifa mínima se incrementará $1 este mes; otro peso en septiembre y otro más en agosto.

Así, el boleto básico de colectivo que costaba $10 pasará a $13 en octubre. En un año, la inflación en este rubro habrá sido de hasta el 175%.

Prepagas

El Gobierno autorizó a las empresas de medicina prepaga a aumentar sus cuotas en un 7,5%. Con este nuevo incremento, acumularán una suba del 19% en los primeros ocho meses del año.

Tramitar el DNI

Desde hoy, renovar el DNI costará $300. El aumento representa un 200%, dado que hasta ahora costaba $100. Ya en enero su valor había pasado de $60 a $100. De este modo, en siete meses, registró un aumento del 500%. En el caso del pasaporte, su valor pasará de $950 a $1500, representando un 58% de incremento. En diciembre del año pasado, había aumentado de $550 a $950. El alza total será del 173%.