Diario Hoy conversó con el intendente de Brandsen, Daniel Cappelletti, sobre cómo vivió y vive su municipio la pandemia. Además, habló de su relación con el gobierno de la Provincia.
Brandsen es uno de los municipios que vivieron el aislamiento de una manera diferente. Si bien acató las disposiciones nacionales y de la Provincia, hubo comercios abiertos y actividades que no sufrieron el parate económico. El intendente de ese distrito, Daniel Cappelletti, dialogó con diario Hoy vía Zoom sobre cómo se gestionó la pandemia, de su relación con el gobierno bonaerense y se despegó de aquellos sectores de su coalición que llamaban a la desobediencia civil.
—¿Cómo se sobrellevó la pandemia en el municipio? ¿Faltaron camas o alcanzaron?
—Creo que supimos administrar muy bien la pandemia. Armé desde el primer día un equipo interdisciplinario que lo denominé Junta de Defensa Civil Ampliada, porque lo coordiné desde ese lugar con todos los actores políticos y sociales del distrito, en el que nos pusimos de acuerdo en cada una de las acciones como para no pisarnos unos con otros.
Cuando inició la pandemia, planificamos junto con la provincia de Buenos Aires todo el sistema de salud del distrito, en el que incluimos el sistema privado también. Usamos el público y el privado. A mitad de camino nos quedamos sin el privado porque cerró el Instituto Médico y lo sobrellevamos solo con el público.
Armamos un centro de aislamiento y lo utilizamos en una sola oportunidad, alrededor de 20 días con 15 internados. Siempre lo pudimos llevar adelante con las camas del hospital y con la instalación en cada uno de los domicilios.
—¿De qué se trató el no cierre de comercios ni de industrias?
—Yo hice un trabajo de empoderar mucho al vecino y al comerciante, dos cosas de las que creo que fueron un acierto, siempre respaldándome en todo mi equipo de gobierno. Acatamos las decisiones nacionales y provinciales y las bajamos a nivel local porque nosotros no tenemos mucho que ver con el conurbano o con lo que se lo denominó el AMBA, somos más interior. Si bien respetábamos las decisiones, tomamos decisiones que fueron muy nuestras, como permitir la actividad comercial y casi todas las actividades, hasta llegamos a tener los gimnasios abiertos en plena pandemia cuando todos los lugares estaban cerrados. Siempre fue todo con protocolos. Eso hizo que la actividad económica no se resintiera.
Todo fue programado, planificado y coordinado con nuestros equipos de salud y todas las secretarías de la municipalidad, porque acá en la pandemia todas interactúan e interactuaron.
Por otro lado, desde el primer día planteamos la importancia que tenía la presencialidad en la educación. Si bien entendemos que desde el área de educación hubo un esfuerzo enorme de los docentes para tratar de suplir la presencialidad a través de lo virtual, no es lo mismo. Y hoy nos damos cuenta de que en el área de desarrollo social se nota esa ausencia que hubo del Estado con los alumnos en las aulas.
A mi entender, si la pandemia se extiende, yo les aconsejo a los gobiernos nacional y provincial que consideren a la educación como una cuestión esencial, del mismo modo que se consideran esenciales los médicos y los policías. No estamos en tiempos para que un país se dé el lujo de estar dos años sin educar a nuestros jóvenes. Porque para mí no es lo mismo la virtualidad que la presencialidad, porque se conjugan un montón de acciones.
—¿Cómo fue el trabajo de estas aperturas con la Provincia?
—Siempre tuvimos una relación directa con la Provincia. El año pasado volvimos a la presencialidad junto con una decisión de la provincia de Buenos Aires, en ningún momento nos cortamos solos. El gobierno provincial entendía que no existía esa complejidad (en relación al AMBA) de algún modo y que éramos algo distinto. Fuimos llevando paso a paso cada una de las acciones para que no se superpusieran.
—¿Y ahora cómo está la situación en el municipio?
—Estamos muy bien, con cuatro personas en seguimiento y con un muy buen índice de vacunación. La verdad que en ese aspecto el sistema de vacunación funcionó muy bien en el distrito, hemos pasado las 21.000 personas vacunadas con primera dosis y estamos con alrededor de 9.000 con segundas dosis. Eso hace que estemos avanzando hacia un camino de mayor flexibilidad en las distintas acciones. Ya se está pensando en distintas actividades de hasta 1.000 personas, creo que estamos camino a eso a corto plazo.
—Siendo usted radical, y el signo político que gobierna en Provincia y Nación es peronista, ¿trabajaron mancomunadamente en la pandemia?
—Yo soy radical y vengo de Cambiemos. Entré por Cambiemos en 2015 y renové en 2019. Tengo un equipo que está integrado por todos los sectores que componen Cambiemos, pero mi ideología y filosofía de gobierno es netamente radical. Como eje central tenemos el diálogo y los consensos para llegar al eje de los problemas.
No te voy a decir que es fácil la relación con la Provincia, pero hay muchos funcionarios provinciales con los que se puede dialogar y que tienen una enorme capacidad de diálogo y solución. Hay otros que te escuchan. Estaría faltando a la verdad si digo que el gobernador no me atiende el teléfono, pero no logro que me atienda el teléfono Teresa García, que es la ministra con mayor relación con los intendentes. Pero sí me atiende Carlos Bianco, la gente del área de Educación, con quienes tenemos un contacto permanente. Sí tengo contacto con el ministro de Desarrollo Agrario, con el administrador de Vialidad. Hemos ido coordinando distintas acciones con ellos, aunque no es la relación a la que estábamos acostumbrados ni la que tuve cuando éramos oficialistas, pero no quiero desmerecer esto. Son distintos modos, distintas formas de entender la política y con un agravante, una pandemia en el medio.
Una pandemia que a mi entender tuvo más errores que aciertos, porque la politizaron, tanto el Gobierno nacional como el provincial, y creo que eso fue gravísimo. Yo no hago política con los recursos del Estado. Cuando entrego un plato de comida lo hago en nombre de la municipalidad, y cuando entrego una obra de la Provincia lo hago en nombre de la Provincia. No vas a ver mi nombre en ningún lado. La comunidad sabe que no usamos los recursos del Estado para hacer política.
—Durante la etapa más dura de la pandemia, sectores de Juntos por el Cambio que no tenían cargos ejecutivos como usted llamaron, por ejemplo, a la desobediencia civil y cosas por el estilo, ¿qué opina de esto?
—No comparto en absoluto esos llamados a la desobediencia de ningún modo. De todas formas, más allá de haber acatado cada una de las medidas, fui muy crítico y muy duro con el modo de administrar la pandemia por DNU (Decretos de Necesidad y Urgencia). La Legislatura debería haber funcionado desde el primer día y la Justicia también. Y tal vez todo lo que se generó por DNU se podría haber generado por la vía de una ley que regulara las actividades. Un decreto puede ser, pero un año y medio de pandemia gobernado por necesidad y urgencia en democracia no suena bien.
Igual, vuelvo a insistir, la pandemia es algo atípico y les tocó administrarla a los hombres que recién retomaban, más allá de lo que puedan decir si gobierna Cristina o Alberto. Para mí, Alberto es el Presidente de la Nación, tengo mucho respeto por la institucionalidad, y lo que digan, la verdad, no me prendo. Del mismo modo que Axel Kicillof es el gobernador. Trato de tener la mejor relación. Sin embargo, hubiese administrado la pandemia de forma distinta, no hubiese cerrado una sola escuela y hubiese declarado esencial a la educación. Con el diario del lunes es mucho más fácil, pero tengo la suerte de haberlo dicho cuando iniciamos la pandemia en la primera cuarentena.