Ecuador vota con la violencia y la inseguridad como eje de la campaña

Carla Morena Álvarez Velasco, docente ecuatoriana y especialista en temas de seguridad, habló con diario Hoy sobre cómo llega su país a esta elección después de la muerte del candidato Fernando Villavicencio y la “ineficiencia” de Guillermo Lasso para combatir el delito.

Unos 13,4 millones de ecuatorianos elegirán hoy al sucesor del presidente Guillermo Lasso y a un nuevo Congreso, con el correísmo como favorito, tras una campaña sacudida por el asesinato del candidato Fernando Villavicencio (59) por parte del crimen organizado relacionado con el narcotráfico que jaquea la seguridad, desafía al frágil poder político y amenaza al orden democrático del país.

En mayo, el conservador Lasso recurrió por primera vez a la opción constitucional de la llamada “muerte cruzada”, por la cual un presidente puede interrumpir su mandato, disolver la Asamblea Nacional de 137 miembros y convocar a nuevas elecciones, aunque en este caso el jefe del Estado descartó buscar su reelección.

Lasso, quien había asumido dos años antes después de derrotar en las urnas a la izquierda liderada por el expresidente Rafael Correa, evitó de ese modo ser condenado y destituido en el juicio político que había iniciado la oposición en el Congreso por cargos de corrupción en contratos de transporte de petróleo.

El país ya vivía, antes del asesinato de Villavicencio, una situación política inestable envuelto en un clima de violencia criminal relacionada con el tráfico de drogas (las muertes violentas se quintuplicaron en seis años, en ataques, lucha de bandas y coches bomba).

En ese contexto, Villavicencio (periodista investigador de casos de corrupción y del crimen organizado, también sindicalista, diputado y por fin candidato presidencial del Movimiento Construye) fue asesinado el 9 de agosto en Quito, en plena campaña proselitista. Había denunciado amenazas de “Fito”, José Adolfo Macías Villamar, un líder preso del grupo “Los Choneros”, ligado al cártel de drogas de Sinaloa (México).

El gobierno decretó el “estado de excepción” en todo el país por 60 días pero confirmó los comicios.

En este contexto cabe preguntarse cómo llega Ecuador a este día de elecciones y para eso, diario Hoy dialogó con Carla Morena Álvarez Velasco, docente ecuatoriana y especialista en temas de Seguridad.

“Lo que viene pasando es que tenemos un crecimiento de la violencia y la inseguridad, lo pueden ver en los indicadores de muertes violentas. Tenemos un país que en el 2017 tenía una tasa de 5.8 muertes por 100.000 habitantes y este 2023 será con una tasa de 40 muertos cada 100.000. Hay una multiplicación por ocho de la violencia, y esto es relevante porque no es el país más violento pero sí es el país donde más rápido ha crecido”.

“En estas condiciones de violencia generalizada Ecuador no ha demostrado capacidad para prevenir esta violencia y esta incapacidad de contener está relacionada con la incapacidad de la Policía para hacer inteligencia pero también con el sistema de Justicia. La violencia es impune y el sicariato es barato”, enfatizó.

Álvarez Velasco consideró entonces que “en este contexto es posible pensar que más de una hipótesis es viable y que no sólo Ecuador está sumido en una escalada de violencia sino que se ha roto el tejido social, es un momento muy complicado para la sociedad y de muchísima tensión acompañado de una gestión inadecuada de la seguridad, una lógica del manejo de lo público de una austeridad extrema, muy neoliberal”.

“A partir del asesinato de Villavicencio se reconfiguró el panorama electoral. Hay una intención de voto nulo muy fuerte, la gente está indecisa”, manifestó, indicando que muchos “apuestan por el correísmo porque tiene experiencia en política pública y un partido sólido”.

“Sin embargo, hay gente que no tiene esta visión y piensa que es necesario una figura nueva, y ahí todos despuntan en torno a los ofrecimientos sobre mejorar la seguridad como una punta de lanza en la agenda de la campaña y aparecen ofrecimientos variopintos que apuntan a la reproducción del modelo Bukele con mano dura”, sentenció.

En ese sentido, la investigadora aseveró: “La seguridad se politiza y se generan discursos y retóricas y el gobierno central ha sido poco efectivo ante el aumento de la violencia. No obstante, con fines políticos, el gobierno sostuvo que el narcotráfico es el culpable de todo y vemos los asesinatos de los políticos. Estamos en una ola de violencia política muy elevada donde nunca hemos tenido candidatos muertos como ahora, con estos antecedentes ha inculpado al narcotráfico y crimen organizado, sin embargo es cuestionable porque es una argumentación que resulta en una plantilla y no es así”.

Las principales fuerzas políticas que van a las urnas 

El sistema electoral ecuatoriano prevé que si ningún candidato supera el 40% con 10% de diferencia sobre el segundo, habrá un balotaje entre los dos más votados, esta vez fijado para el 15 de octubre.

El voto es obligatorio, pero en todas las presidenciales de 2002 a 2017 el voto nulo y blanco rondó 12%. En 2021, en segunda vuelta, creció hasta 18%, por el llamado de grupos indígenas a anular el voto.

Hay en carrera ocho fórmulas presidenciales, aunque en el promedio de encuestas la máxima favorita resulta la correísta Luisa González y Andrés Arauz (Revolución Ciudadana), con casi 40% de votos válidos y cerca de ganar en primera vuelta.

Lejos quedan el millonario derechista Jan Topic y Diana Jácome (Juntos Triunfaremos), el indigenista Yaku Pérez y Nory Pinela (Claro que se Puede), Otto Sonnenholzner y Érika Paredes (Actuemos), Daniel Noboa y Verónica Abad Daniel (Acción Democrática Nacional), Bolívar Armijos y Linda Romero (Movimiento Amigo), Xavier Hervas y Luz Marina Vega (Movimiento RETO) y Christian Zurita (Fernando Villavicencio) y Andrea González (Construye).

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