El Observador: Estudiantes, los trapitos se lavan en casa

Durante la semana pasada se produjo una embestida de la vieja clase política de Estudiantes, que forzó un encuentro con los actuales directivos del club para intentar sugerir (desde la voz de su experiencia) cuál debería ser el camino a tomar para los próximos dos años de la gestión de Enrique Lombardi.

Esta especie de junta consultiva, compuesta por el comerciante Julio Alegre, el empresario de la madera Nelson Oltolina, el escribano Raúl Correbo y José María Felipe Ferella, se unió a Edgardo Valente para transmitir la idea de “lavar los trapitos en casa”, en alusión a que no se vuelvan a mediatizar algunos problemas de público conocimiento como el debate por el balance que, durante este año, mantuvo a Estudiantes en boca de todos. 

Desde la presidencia que encabeza Lombardi aprovecharon la movida para intentar formar lazos de convivencia con los expresidentes, buscando compensar la distancia que tomó Juan Sebastián Verón, el ídolo máximo de la historia del club, que dejó muy debilitada a su gestión. 

En los pasillos de calle 53, incluso, se confirmó el pedido de licencia por estrés de uno de los dirigentes más cercanos a Lombardi, como es el secretario general Carlos Botassi, exdecano de la Facultad de Derecho de la UNLP. 

A todo esto, tanto empleados como directivos se preguntan en voz alta cuál es el paradero del vicepresidente Horacio Reppucci, quien durante las últimas semanas no apareció por la sede, pese a que se había comunicado que se había sumado a trabajar tras un período de licencia. 

Lo cierto es que, pasada la asamblea de socios, las tormentas siguen acechando al gobierno de Estudiantes, que esta misma semana impulsará una campaña comercial para incentivar a los socios a colaborar de manera económica con la construcción del nuevo estadio. La idea es que hagan aportes en una cuenta bancaria. Y todo lo que se recaude formará parte y será administrado por un fideicomiso. 

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