La CGT confirmó paro nacional en la primera quincena de agosto

Lo hizo el titular de la central obrera, Hugo Moyano. El eje de la protesta es el reclamo contra el Impuesto a las Ganancias que afecta a más de un millón de trabajadores 

Hugo Moyano, titular de la CGT Azopardo, y Pablo Micheli, de la CTA opositora, confirmaron ayer que habrá un paro nacional en la primera quincena de agosto, con eje en la demanda contra el impuesto a las Ganancias.

Micheli ya había adelantado la posibilidad de una medida de fuerza en conjunto con el líder camionero, para los primeros días del mes próximo. Aunque aún resta consensuar con las otras centrales obreras opositoras para definir el día específico. “Todavía hay compañeros de otros gremios que están de vacaciones, por esa razón no le podemos poner fecha a esta medida”, aseguró Moyano.

“La única revolución que está realizando la Presidenta, es la revolución recaudadora”, dijo Moyano.

Los líderes de la CGT Azopardo y la CTA participaron ayer de los festejos por el Día del Trabajador Electricista y del 70° aniversario del Sindicato de Luz y Fuerza de Córdoba, junto al secretario general de este gremio, el delasotista Gabriel Suárez. En el predio feriar cordobés, adelantaron que la protesta será acompañada por una movilización a Plaza de Mayo.

Moyano criticó que “muchos compañeros trabajadores se quedaron sin el medio aguinaldo entre junio y julio por la aplicación de Ganancias, una de las más grandes injusticias que está cometiendo este Gobierno”. 

Por su parte, Micheli denunció que “tenemos ocho millones de compañeros precarizados”, y criticó: “Con Ganancias y la inflación, los trabajadores nos quedamos sin aguinaldo”.

Las centrales opositoras anunciaron esta protesta luego de los encuentros de los sindicalistas cercanos al Gobierno, Antonio Caló y Hugo Yasky, con Jorge Capitanich, para reclamar también por Ganancias. 

Además del reclamo contra el "impuesto al salario", la protesta será para pedir un aumento de emergencia para los jubilados; por la apertura de la mesa del Salario Mínimo, Vital y Móvil; y en rechazo a que se pague de manera diferenciada el salario familiar a los trabajadores de mayor salario.

El peligro del aislamiento

Que el movimiento obrero convoque a un paro para reclamar por el impacto del Impuesto de las Ganancias en el bolsillo de más de un millón de trabajadores, es un derecho que le asiste. La razón de ser tanto de la CGT como de la CTA, las dos centrales de trabajadores que impulsan la medida de fuerza, pasa precisamente por la defensa de los trabajadores.

En los últimos años, en las páginas de nuestro diario, hemos publicado numerosas notas respecto a la aberración que significa que los asalariados paguen Ganancias.  En rigor, “la ganancia” o plusvalía es la que obtiene el empleador producto del trabajo de su asalariado, y como tal abona impuestos por dicho concepto. En otras palabras, el Estado termina haciendo una doble imposición que recae con mayor peso, principalmente,  sobre la clase media.

Ahora bien, el error de la CGT y de la CTA pasa por reducir sus acciones a paros o medidas de fuerza que, por sí solos, no aportarán soluciones para los graves problemas que afronta la Argentina.

Nada ni nadie impide que, desde el movimiento obrero organizado, se impulsen propuestas superadoras que acompañen las protestas. Los dirigentes sindicales deben evitar caer en el aislamiento. Y para ello es necesario que opinen y participen en la elaboración de planes estratégicos y de nuevas políticas de Estado,  para lo cual deben entablar diálogos con todos los componentes de la sociedad civil como son industriales, los representantes de las pymes, la dirigencia rural, la Iglesia y los referentes de las ciencias y de la cultura. Obviamente, la oposición a los K no puesta estar ausente en la mesa.

Es imposible que en la Argentina se puedan pagar mejores salarios si no se busca antes incentivar la producción, el valor agregado de la economía, que es la única forma de generar empleo digno en nuestro país. Si todos los sectores aspiran a comer de una misma torta, los comensales se quedarán con poco y nada, y terminarán pasando hambre. Por eso, el desafío es agrandar esa torta, lo que implica generar las condiciones para recuperar el aparato productivo, que se encuentra absolutamente desbastado.