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El informe de IES advierte que la morosidad en 2025 trepó a niveles históricos y muestra cómo el ajuste golpea a familias y empresas endeudadas.
05/12/2025 - 00:00hs
La economía argentina vuelve a mostrar señales preocupantes en el campo financiero. El último relevamiento del Instituto de Investigaciones Económicas Sectoriales (IES) advierte que la morosidad y el endeudamiento de las familias alcanzaron en el tercer trimestre de 2025 su nivel más alto en casi dos décadas. El dato, que marca un 10,1% de irregularidad en los pagos, se convierte en un termómetro del deterioro de los ingresos y de la fragilidad del sistema crediticio.
El informe destaca que, pese a una expansión del 7,8% en términos reales de los créditos otorgados por las entidades financieras, el atraso en las cuotas se profundizó. La dinámica refleja más acceso al crédito, pero menos capacidad de cumplir con las obligaciones. El fenómeno se explica por la presión sobre los salarios y el encarecimiento del financiamiento ofrecido por las entidades crediticias.
La demanda de préstamos personales y de líneas vinculadas al consumo fue uno de los motores de la expansión. También creció el crédito con garantía, en un contexto de tasas que comenzaron a moderarse. Sin embargo, la mejora en la oferta no alcanzó para compensar el deterioro del poder adquisitivo. El resultado es un escenario donde las familias recurren cada vez más al financiamiento para sostener el consumo básico, pero enfrentan crecientes dificultades para cumplir con los pagos.
Las empresas bajo presión
El informe de IES no se limita al plano doméstico. El sector productivo también muestra señales de alarma. La morosidad empresarial trepó al 5,2% en el período julio-septiembre, lo que implica un incremento de 1,5 puntos respecto del mismo trimestre de 2024. La cifra supera el promedio histórico de la última década, que se ubicaba en torno al 4,1% sin contar el impacto excepcional de la pandemia.
Este deterioro en las cuentas corporativas refleja la combinación de costos financieros elevados y caída en la actividad. Las empresas, al igual que las familias, enfrentan un escenario de ingresos ajustados y mayores dificultades para sostener su flujo de pagos. El riesgo es que la irregularidad se naturalice y se convierta en un obstáculo para la recuperación productiva.
Un síntoma de la política económica
El aumento de la morosidad y el endeudamiento no puede desligarse de las decisiones oficiales. La política económica, marcada por ajustes en el gasto y paritarias pisadas, dejó a los hogares expuestos. El crédito se transformó en un recurso para cubrir necesidades básicas, pero sin el respaldo de ingresos estables.
La falta de una estrategia integral para fortalecer el poder adquisitivo y garantizar condiciones de financiamiento sostenibles, consolida un patrón de deterioro social y productivo. El sistema financiero puede expandirse, pero sin un marco de estabilidad en los ingresos, el riesgo de incumplimiento se multiplica.
Así, el récord de morosidad registrado en 2025 es mucho más que un dato técnico. Es el reflejo de una economía que obliga a las familias y empresas a endeudarse para sobrevivir, mientras el Gobierno insiste en mostrar señales de recuperación que no se evidencian en la vida cotidiana.